El Prado analiza La Virgen de Guadalupe porque "no hay nada mejor para la descolonización que mostrar la historia"
'Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España', es el título de una exposición que ofrece una nueva mirada sobre el papel de la Virgen de Guadalupe como imagen revelada, objeto de culto y símbolo de identidad en el ámbito hispano

Imagen y apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe José Juárez (1617-1661) Óleo sobre lienzo 1656 Ágreda (Soria), monasterio de sor Maria Jesús de Ágreda / / De Luca, Regina; Otero Herranz,

Durante años el arte hecho en América Latina se ha leído como una copia del modelo español, europeo. Nada más lejos de la realidad. El arte virreinal, surgido en los territorios de ultramar de la Nueva España, es más bien una traducción cultural en busca de nuevas fórmulas narrativas, decía el historiador Serge Gruzinski en un artículo publicado en El País, para desbordar el canon peninsular. En ese sentido se inaugura en el Museo del Prado una muestra peculiar e insólita que pretende mirar las similitudes y diferencias en la representación artística de la Virgen de Guadalupe. Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España, es el título de una exposición que calcula esa distancia y los múltiples significados de una imagen también presente en nuestro país y que se inserta en la voluntad del museo de integrar el arte virreinal en sus salas.
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"No hay nada mejor para la descolonización que mostrar la historia. Y en eso estamos, en poder dar visibilidad al arte hecho en América en el Museo del Prado, y ver las afinidades y diferencias y poner en relieve su valor, que contribuye a homologar las manifestaciones artísticas y acabar con prejuicios que hicieron que el Museo del Prado tuviera que desprenderse de su pequeña y exquisita colección de arte virreinal", decía Miguel Falomir, director de la institución en la rueda de prensa de presentación.
La exposición quiere ofrecer una nueva mirada sobre el papel de la Virgen de Guadalupe como imagen revelada, objeto de culto y símbolo de identidad en el ámbito hispano. A través de casi setenta obras entre pinturas, grabados, esculturas y libros, la exposición muestra cómo esta figura religiosa, surgida en el cerro del Tepeyac en 1531, trascendió las fronteras novohispanas para convertirse en una presencia poderosa en el imaginario colectivo español. De hecho, la mayoría de imágenes son españolas, solo ocho proceden de México, nos cuentan los dos comisarios, ambos mexicanos, Jaime Cuadriello, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México e investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de México, y Paula Mues Orts, profesora de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. Ambos insistían en que no se puede valorar la figura Virgen de Guadalupe como una colonización.
"El debate de lo descolonial es un debate político y nosotros hablamos de un debate artístico e histórico. Cuando tienes una imagen que se consideró aparecida a un indígena humilde, cuando uno de los textos está escrito en su lengua, cuando tienes algunas reflexiones acerca de la propia Guadalupe que se decía que era criolla o princesa azteca, entonces estamos hablando de una direccionalidad distinta, donde la imagen tomó múltiples caminos, no hay una verticalidad", insistía Paula Mues Orts.
Uno de los éxitos de esa no verticalidad, de ese hacer suya la imagen fue la cantidad de reproducciones que hubo. "Uno de los éxitos fue la capacidad de reproducirla. Se decía que uno de sus milagros era que no se podía copiar. Pero se reproduce mucho. Los artistas podían mandar muchas imágenes, en distintos tamaños y formatos. Esa reproductibilidad posibilitó el culto y la expansión", añade la comisaria.
El recorrido comienza con un mapa de la península que detalla la cantidad de imágenes guadalupanas que se fueron distribuyendo por toda la geografía española. El comercio con las Indias, la minería o los viajes de funcionarios que iban a la llamada Nueva España, eran el resultado del viaje de esas imágenes que todavía hoy se conservan. “Para acompañar a familias que habían ido a Nueva España para sus cuestiones de comercio, funcionarios públicos y que se enamoraban de la imagen y que luego venían aquí como regalos o para estar en sus propias capillas”, explica Mues Orts. Unas imágenes que reflejan varios conceptos. Primero la devoción, pero también los intereses artísticos y económicos. “Está en muchas iglesias, capillas, colegiata, retablos. Y eso se prueba justamente con la muestra. Y al mismo tiempo, también se había olvidado mucho el significado que tenía y las relaciones personales, políticas y sociales que se habían establecido a partir del envío de una gran remesa durante dos siglos enteros de obras hechas en la Nueva España y traídas para conmemorar la devoción”, añade.
Son los temas que explora esta exposición, cómo fueron mutando los significados de esta imagen y ese culto hasta la actualidad. “Culturalmente es tan diversa, tan compleja, cabemos todos en el mensaje guadalupano. Primero, porque su convocatoria es muy amplia. Segundo, porque está arraigada en una tradición donde se van sumando muchos significados. Tercero, porque a diferencia de muchas otras apariciones, deja una imagen, eso provoca que haya reliquias y su potencia es muy fuerte”.
La muestra se fija también esa traducción de las imágenes europeas y mira la conexión de esta virgen con otras, como la Inmaculada. También se incluye un contrapunto con la pintura peninsular contemporánea, revelando afinidades y disonancias estilísticas con escuelas como la madrileña y la andaluza. “La Virgen fue jurada patrona de la España en 1746 y en 1754 el Papa le otorga fiesta universal, algo que tienen muy pocas Vírgenes y la equipara a la Virgen del Pilar de Zaragoza. Es la tercera virgen que tiene un día en el calendario. Por decirlo en palabras, es una virgen canonizada por Roma”, explica el comisario.
Esa potencia hace que cuadro empieza la Independencia en México, la imagen tenga un sentido simbólico y político. “El padre Hidalgo, con muchísima astucia jurídica, la usa como bandera de guerra. Entonces se convierte en una virgen guerrera de patria, propia de los criollos, no precisamente contra el rey de España, porque así no era el grito, sino simplemente contra el mal gobierno. Y la Virgen a partir de entonces, abandera todas las causas sociales, porque su convocatoria siempre fue muy amplia: se apareció para todos los habitantes del reino y los escritores guadalupanos insistieron mucho en eso que más allá de que racialmente fuera semejante al indígena estaba manifestada como un signo de distinción”, dice Cuadriello.
Como curiosidad destaca una sección dedicada a las “vera effigies", copias exactas o variantes tocadas a la original, que eran reproducidas con técnicas artísticas especializadas. También el uso de materiales exóticos, como el nácar, el marfil, el latón que llevaban en los galeones desde Manila y que muestran que el culto a la Virgen de Guadalupe tenía una dimensión de intercambio cultural. “Destaca una gran pintura que viene del convento de Castellón de la Plana, con una técnica que se desarrolló en México entre los siglos XVII y XVIII, en un periodo corto, con artistas que tenían una influencia de Oriente y que sitúa a la Nueva España como un lugar de paso entre Filipinas y Europa. En ese momento, se inventa una técnica nueva en donde pequeñas lajas de concha nácar se incrustan en la madera. Encima se pinta, se deja traslucir el brillo y eran objetos de sumo lujo y de gran devoción”, explica la comisaria.

Imagen de la sala de la exposición “Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España” Foto © Museo Nacional del Prado. / CEDIDA

Imagen de la sala de la exposición “Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España” Foto © Museo Nacional del Prado. / CEDIDA
La exposición incluye obras maestras de artistas novohispanos y peninsulares como José Juárez, Juan Correa, Manuel de Arellano, Miguel Cabrera, Velázquez, Zurbarán o Francisco Antonio Vallejo, entre otros. Un conjunto que traza un mapa artístico y simbólico de la devoción guadalupana vigente desde el siglo XVII hasta principios del XIX. Todas ellas muestran el pulso político de esta imagen.

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...