El que lee, de algo escapa
Los ministros no tendrían que leer muchas novelas, no vaya a ser que se distraigan

Ignacio Martínez de Pisón: "El que lee, de algo escapa"
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Madrid
Estuve en la Feria del Libro de Madrid y vino el ministro de Agricultura, Luis Planas, a que le firmara el único libro mío que no había leído. Con eso me basta para saber que es un gran ministro, seguramente el mejor ministro de Agricultura que ha existido desde que, hace nueve mil años, el hombre pasó de ser cazador a ser recolector. ¡Qué grande Luis Planas! ¡Que lo nombren ya presidente del Gobierno o Papa de Roma o algo! ¡Santo súbito!
Pero la verdad es que los ministros no tendrían que leer muchas novelas, no vaya a ser que se distraigan. Me acuerdo de aquel futbolista al que le preguntaron por sus lecturas favoritas y contestó que nada. ¿Nada, de Carmen Laforet?, le dijeron. No, nada de nada, que no he leído un libro en mi puñetera vida. Y ahí seguía, marcando dos o tres goles cada fin de semana.
No quiero ni imaginarme que, por culpa de una novela (mía o de otro), se olvide el ministro de revisar un acuerdo de exportación de calabacines y berenjenas o de aprobar la certificación de unas nuevas semillas o lo que quiera que haga un ministro de Agricultura, y se nos venga abajo todo el sector. Lo lógico sería que se centrara en los calabacines y en las berenjenas y que dejara la literatura para más adelante, pero es verdad que a un hombre como él, que lleva más de siete años al frente de su ministerio, del que no lo van a sacar ni con agua caliente, no le podemos pedir un sacrificio así.
Lea, lea, señor ministro, que el que lee de algo escapa.