Por qué huelen tan bien los libros y cuál es la gran diferencia entre uno viejo y otro nuevo

Madrid

Seguro que en alguna ocasión has abierto un libro y te has quedado ensimismado con el olor que desprenden cada una de sus páginas. El olor a libro, ya sea uno recién comprado como uno que lleva decenas y decenas de años sin abrirse es tan característico que se han desarrollado un sinfín de fragancias que intentan replicar este aroma tan especial. Mientras que algunos destacan por sus notas amaderadas o por su acercamiento a distintas plantas aromáticas, otros se caracterizan por sus notas de cuero, de violeta o incluso de vainilla. ¿Pero alguna vez te has preguntado por qué huelen tan bien?

En el último programa de Serendipias, el podcast de la Cadena SER que pone la ciencia al alcance de todos, respondemos a esta y muchas otras preguntas. Todo ello de la mano del divulgador científico Ignacio Crespo y su equipo de colaboradores, quienes nos explican qué hay detrás de este fenómeno tan característico. Todo ha comenzado a raíz de la pregunta de una de las oyentes del programa, quien ha querido descubrir de primera mano por qué huelen tan bien los libros: "Yo te confieso que tengo un pequeño 'diógenes literario', como yo le llamo, y es que me encanta acumular libros. Pero sobre todo lo que me gusta es su olor y me gusta cómo huelen tanto los libros viejos como los libros nuevos. Por eso te quería preguntar, ¿por qué huelen tan bien?".

A qué huele un libro viejo

Una duda que ha sido resuelta rápidamente por el biólogo molecular Ricardo Moure, quien nos ha explicado de una forma muy sencilla qué hay detrás de este fenómeno. "Como bien ha dicho la chica que ha hecho la pregunta, hay que distinguir entre libro viejo y libro nuevo. Entonces te he traído de los dos para que hagas una cata". Después de oler en primer lugar el libro viejo, Ignacio Crespo ha llegado a la conclusión de que huele a biblioteca antigua: "Lo asocio a papel antiguo. No sé qué decirte, huele natural, a tejidos...".

Érase una vez

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En ese momento, Ricardo Moure le ha explicado que también tiene un cierto toque dulzón que se justifica de la siguiente manera: "Se debe principalmente a la descomposición de la celulosa. La molécula se va descomponiendo y se van formando moléculas muy chiquititas. Son tan chiquititas que se convierten en compuestos volátiles que flotan el ambiente. Y entre todos estos nos podemos encontrar algunos el ácido butírico (que le otorga un aroma a mantequilla), el furfural, (que es un olor entre pan y almendras), el benzaldehído (almendras), la vainillina (vainilla) y el ácido acético, que se encarga de realzar el olor de los demás".

A qué huele un libro nuevo

Ahora que ya sabes a qué huele un libro viejo llega el momento de descubrir qué hay detrás del olor de los libros nuevos. Después de oler el libro de Ricardo Moure, Ignacio Crespo ha reconocido que le cuesta bastante identificar los elementos que componen este olor tan especial: "Después de haber olido el antiguo, que es ese postre que me gustaría tomarme a estas alturas del día, diría que huele algo más industrial, como a laboratorio".

Y el biólogo molecular le ha dado la razón: "El olor viene de que hay un montón de componentes digamos que se están asentando y que se están evaporando. El disolvente de la tinta, porque la tinta tiene un montón de disolventes para el pigmento que se evaporan y producen un montón de compuestos orgánicos aromáticos. Luego también los propios químicos que se usan para blanquear el papel y sobre todo el pegamento, que es el que le da ese olor tan industrial. Un olor que nos gusta especialmente porque nos evoca a la vuelta al cole, el material nuevo, el coche que se ha comprado tu padre... al final puedes asociarlo a cualquier cosa que te haya cambiado la vida".