311 años desde que España regaló Gibraltar: cronología de un tratado del que quedan pocas realidades y muchos intentos de reversión
Fue en el tratado de Utrech cuando el territorio cedió el peñón a los británicos y ahora culmina con un acuerdo aduanero y comercial en el marco de la UE

El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, y el ministro británico para Europa, Stephen Doughty, posan para una foto de grupo en Gibraltar / Servicio de Información del Gobierno de Gibraltar en España (EFE)

Madrid
El Tratado de Utrecht fue el acuerdo por el que España regalaba o cedía a la Corona británica el peñón de Gibraltar, y ese tratado es a lo que España se ha aferrado desde el año 1985 cuando se reabrió la frontera de La Línea de la Concepción y España entró en la Unión Europea para reclamar que en ese tratado solo se cedía la ciudad y el castillo de Gibraltar, junto al puerto, defensas y fortalezas. Pero en ese tratado no consta que se cediera el istmo (donde ahora está situada la pista del aeropuerto), que une el peñón con la Península, ni tampoco sus aguas territoriales, que Gibraltar ha ido expandiendo a medida que ganaba terreno artificialmente al mar.
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España nunca ha renunciado a ese derecho escrito en el Tratado de Utrecht, que le otorga prioridad en la recuperación del enclave en caso de que el Reino Unido renunciara a él. España nunca ha reconocido la soberanía británica sobre el peñón ni sobre las aguas.
Muchos años de negociaciones, de gobiernos conservadores y socialistas para tratar de recuperar el peñón y en el 2002 estuvieron a un pestañeo de cerrar un acuerdo con una especie de soberanía compartida. El propio Peter Hain, entonces ministro de Tony Blair, lo confirmaba en su libro de memorias. Ese acuerdo permitía a Londres mantener el control sobre la base militar y los gibraltareños podían celebrar un referéndum vinculante sobre él, pero España sabía que ese referéndum vinculante nunca lo ganaría.
Los gibraltareños son ciudadanos británicos, con sueldos británicos viviendo en el sur de España. El 80% de los gibraltareños tienen una segunda residencia en España, muchos en la zona del Campo de Gibraltar y dan trabajo a miles de ciudadanos de las inmediaciones. En cambio, muy pocos gibraltareños tienen su trabajo en España. De hecho, Gibraltar convocó un referéndum unilateral no vinculante y fue rechazada la fórmula de soberanía compartida por una abrumadora mayoría de llanitos, como se llama coloquialmente a los gibraltareños.
Tras varios años, hay acuerdo
Fernando Morán sentaba las primeras mesas de diálogo bilateral. También Miguel Ángel Moratinos las propulsó, incluyendo a Gibraltar en la mesa de negociación. Siguieron la ministra Ana Palacio o incluso el ministro Piqué. La que fuera ministra de Exteriores española entre 2010 y 2011, Trinidad Jiménez, suspendió esos contactos e incluso con un gobierno popular y un ministro como García-Margallo, buen negociador y gestor, se negó a mantener lo que denominó "una broma de foro negociador".
Gibraltar, defendido por los británicos, y España han estado lavando sus trapos sucios en foros internacionales. En la ONU, donde hay varias resoluciones, o el Tribunal de Justicia Europeo, reconociéndole a España competencias sobre la protección medioambiental del hábitat natural de las aguas. España ha denunciado el régimen fiscal de Gibraltar en Europa, e incluso se denunció que esa situación vulneraba el código de conducta comunitario sobre la fiscalidad de las empresas.
Es este miércoles cuando la fumata blanca ha arrojado luz sobre la situación del peñón, cinco años desde el famoso Brexit, y se ha logrado un acuerdo. Gibraltar pasa a formar parte definitivamente del espacio Schengen y su principal acción será la eliminación de la verja: desaparecen los controles fronterizos y se trasladan al puerto y al aeropuerto. El control de esas fronteras lo realizarán las autoridades policiales y aduaneras españolas.




