Anne Fontaine desvela el misterio detrás de 'El Bolero' de Ravel: "Es una obra paradójica y fascinante"

París

La directora luxemburguesa Anne Fontaine se ha propuesto en su última película acercarse a una duda que, tarde o temprano, aparece en todo artista, se dedique a la disciplina que sea. ¿De dónde viene la inspiración artística? ¿Cómo sale el genio de su botella? Evidentemente no hay ninguna explicación definitiva de este misterio, la película tampoco lo pretende, pero sí adentrarse en cómo un artista atormentado por muchas razones, empieza a plantearse si nunca llegará la inspiración para hacer una pieza musical. Se trata de Maurice Ravel y la cinta sigue el trabajo del compositor para crear una de las piezas más famosas de la historia de la música, Bolero.

“La inspiración y el trabajo son dos cosas que pueden contradecirse o, por el contrario, unirse. Esta es una película que trata sobre el momento presente en el que, de repente, aparece algo vivo”, nos dice la directora Anne Fontaine en una entrevista celebrada en París en los encuentros de Unifrance. La película, que estrena Filmin este fin de semana, nos sitúa en 1927, cuando Ravel, al que interpreta un excelente Raphaël Personnaz, es ya un compositor reconocido en el mundo entero, pero al que no le faltan detractores por su estilo excesivamente emocional. En ese momento, le encargan que componga la música para un ballet que realizará la coreógrafa Ida Rubinstein, la actriz Jeanne Balibar. Completamente bloqueado en su proceso creativo, Ravel tarda más de la cuenta.

La película sigue el proceso creativo, la búsqueda de inspiración, de una pieza que tiene el aire español de sus antepasados, y el ritmo de la fábrica, repetitivo una y otra vez. “A Ravel se le ha acabado la inspiración”, asegura la directora. “Lo interesante aquí es ver cómo los sonidos de la vida diaria, el despertador, los pájaros, la fábrica…, todos los sonidos repetitivos que son iguales cada día, como una gota de agua, consiguen desbloquear la mente creativa de Ravel y compone este Bolero”, añade Fontaine que fue bailarina en su juventud.

“No es una película biográfica en absoluto, es una película sobre cómo una obra tan magistral como Bolero la hizo alguien que ya no estaba inspirado, que no sabía adónde iba a ir y que retrasa, retrasa y retrasa la entrega. Al final, sale bien. Por eso, creo que la película habla de la ambigüedad del éxito o el fracaso para un diseñador”. Además de una ambigüedad hay una paradoja, pues la pieza que más famosa se hizo de todo su repertorio es la que menos gustaba al propio Ravel. “Es una paradoja bastante cautivadora”.

Bolero explora también la torpeza amorosa y la incapacidad para relacionarse del propio músico. Apoyado por una mujer, de la que está enamorado, de otras mujeres que le ayudan en su carrera, es como consigue salir adelante. Doria Tillier, Emmanuelle Devos, Vincent Perez y Sophie Guillemin completan el reparto de una película que juega con la música, la danza y la ambientación. “El final de este personaje tiene una dimensión increíblemente cruel e irónica porque, básicamente, cuando hizo este Bolero que tanto le costó hacer, empieza a sufrir una especie de Alzheimer en ese momento, y eso hace que el personaje sea muy perturbador emocionalmente, porque como es un personaje que vive sin sexualidad, que vive a través de la música, a través de los sentimientos. Le gustan las mujeres que lo rodean, pero de forma subliminal, no literalmente. Por eso, también me pareció muy interesante que le gustara esta obra solo cuando ya no sabía que era suya”.

La directora aborda toda una época de esplendor artístico y cultural a través de este personaje. “Fue una época brillante y feliz con Stravinsky. Hubo una creación, un estímulo”, dice Fontaine que consiguió rodar en la casa real de Maurice Ravel. ”Hay que traicionar un poco la época para que siga viva, así que mezclo cosas que no son del todo de esos años. Lo que me gusta de esa época es que las mujeres, curiosamente, eran muy libres. No existía esa horrible moralidad actual, según la cual tan pronto como tocas algo, eres racista, feminista, te equivocas... En nuestro tiempo, nos estamos controlando cada vez más. Mientras que en la época de la película había espacio para la imaginación y romance. Sé que estoy idealizándolo, porque no lo viví, pero sí creo que había esa libertad y esa creatividad enormes”.