Clara Lago, sobre su nueva película: "La presión de ver a tus vecinos confabulados para hacerte la vida imposible es indeseable"

Madrid

Una sesión de pilates, una clase de cerámica o un paseo por la naturaleza tienen, seguro, algo de terapeútico. Los efectos de una junta de vecinos, en cambio, están en el lado opuesto de lo aconsejable para hacer frente a un problema de salud mental. La película Votemos, que se estrena el 12 de junio en cines, narra todos los estigmas relacionados con la salud mental que pueden surgir en una junta de vecinos ante la llegada de un nuevo inquilino a la comunidad. Para Clara Lago, que interpreta a una de las vecinas, "la presión de ver a tus vecinos confabulados para hacerte la vida imposible es indeseable".

"Somos tantos personajes que es muy fácil que te sientas identificado con alguno de los vecinos o con muchos de ellos a la vez", cuenta la actriz sobre los rasgos que caracterizan a los protagonistas. Una junta de vecinos ya es de por sí complicada cuando se habla del arreglo del tejado o de la derrama para cambiar el ascensor como para analizar el estado de salud en el que se encuentra alguien. El director Santiago Requejo, que previamente lanzó el corto Votamos con la misma trama, comenta que la idea viene de una historia real: "A una madrileña con una ezquizofrenia paraonoide le apalabraron un piso y después de que los vecinos se enteraran de que acudía a un centro de salud mental el propietario prefirió no alquilárselo".

Desde el desconocimiento que existe a lo fácil que es confundir una enfermedad con otra, la película refleja las reacciones, alguna más empática que otra, de todos los vecinos de la comunidad ante su posible convivencia con el nuevo inquilino. Ya es díficil alquilar un piso, como para que tu próximo vecino se convierta en un psiquiatra que dictamine si eres apto para entrar en un edificio o quedarte fuera por conveniencia social. No es nuevo que la vivienda saca a relucir las bajezas de cada uno, pero en España la ley prohíbe que una comunidad de vecinos pueda decidicir algo así. Por increíble que parezca aún hay líneas rojas que el mercado inmobiliario no puede ni debe traspasar.