El Ejército contra el pueblo

Madrid

Durante muchos años el Ejército español fue un caso clínico, aparte. Solo había combatido contra españoles, pues los habitantes de Hispanoamérica con los que se ensañó, no eran considerados de países sometidos a régimen colonial, sino ciudadanos de Ultramar, esto es, de España. Luego vino lo de Marruecos. Y más recientemente, con la democracia, los militares aprendieron inglés, viajaron a Bruselas, y se civilizaron. Parece que incluso mucho más que algunos grupos de jueces, fiscales y secretarios de juzgados. Y ya no matan. Desarrollan operaciones humanitarias.

Pero en otros lugares cunde el mal ejemplo. Ocurre en Rusia, donde las tropas del Kremlin bombardean a los ucranianos: atención, los ucranianos, según las tesis profundas de Vladimir Putin, en realidad son… rusos. Por eso el autócrata compara a Zelenski con los nazis, y así proclama que la “operación militar especial” es más o menos una nueva cruzada de liberación nacional.

Ocurre en Israel, donde las tropas de Netanyahu bombardean y fusilan mañana, tarde y noche, a los palestinos. Que claro, son ciudadanos israelíes, aunque pertenezcan a tierras ilegalmente ocupadas, y aunque odien serlo. Porque no hay un Estado Palestino plenamente reconocido como tal.

A ver si ahora Donald Trump pretende imitar a sus colegas ruso e israelí. Acaba de enviar a 700 soldados de infantería contra “el basurero desastroso” de Los Ángeles: así le llama, el lenguaraz. En la capital de California, es Trump quien ha provocado el incendio del malestar social por sus crueles políticas contra los inmigrantes. Ojalá las tropas no empiecen a disparar, y se limiten a ayudar a la policía local y estatal, que es lo que toca. Toquemos madera.