Lo que aprendió una activista feminista al decir 'no' a la depilación: "Me sorprendió verme conociendo partes de mi cuerpo"

Poco a poco, cada vez son más las mujeres que rompen con los cánones de belleza establecidos y muestran sin pudor su vello corporal. En piernas, ingles o axilas, las mujeres buscan liberarse en un sistema que, sienten, no les ha dejado otra opción y por el que, ellas mismas, han llegado a pensar que era lo que tenían que hacer. De ahí, que ya haya incluso referentes del vello corporal femenino como la cantante Amaia Romero, que no oculta sus pelos en axilas y piernas allá a donde va.

En el último programa de El Faro, dedicado a la palabra "bigote", Mara Torres ha charlado con Júlia Salander, activista feminista, politóloga y autora de libros como El argumentario feminista en datos y Fuego al machismo moderno. Hace tiempo que esta catalana decidió decir "no" a la depilación corporal y ha explicado a nuestros oyentes todo lo que ha aprendido sobre la relación de las mujeres con la depilación y su cuerpo.

Júlia confiesa que, cuando era adolescente, empezó a depilarse todo el cuerpo con la cuchilla o la máquina Epilady, algo que recuerda con mucho dolor: "Me arrancaba el alama. ¿En serio tengo que pasar por este dolor y sufrimiento?".

La activista asegura que, al igual que ella, "todas nos hemos depilado porque estamos en un sistema donde tampoco se nos ha dado otra opción", siendo aún complicado encontrar mujeres por la calle que no se rasuren. "No era ni un acto consciente o racional, era lo se espera de ti, todas lo hacemos. Además, en los propios anuncios aparecen las chicas con las cuchillas sin pelos en las piernas. No había un relato alternativo, yo nunca me paré a pensar, actuaba como actuaban todas", decía.

Cuando empezó a conectar con el feminismo, Salander tomó la decisión de dejar de quitarse el vello corporal como un "acto político". "Quiero dejarme los pelos, ya no solo por mí, sino también para que las demás niñas y adolescentes me vean."

Al plantearse dejar de depilarse, la activista reconoce que lo más le impresionó fueron los cambios que experimentó su cuerpo, pudiendo conocer por primera vez sus pelos, como crecían y dónde le salían. "No somos simétricos. Al igual que no tenemos los pechos iguales, tampoco tenemos los pelos iguales. Me sorprendió verme con 27 años conociendo partes de mi cuerpo. Hasta este momento, yo no tenía ni idea de cómo eran mis pelos", afirmaba.