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Antonio Muñoz Molina: "Todos en nuestra vida común somos bastante racionales, pero podemos tener una zona disparatada de locura"

El escritor jiennense presenta su último libro, 'El verano de Cervantes'

"El verano es la estación de don Quijote de la Mancha. Es el tiempo en el que suceden del principio al final, todas sus peripecias y también el más adecuado para su lectura. El desocupado lector al que se dirige desde la primera línea Cervantes, es el que tiene tiempo de sobra por delante, el que puede dedicarse sin urgencia y sin remordimiento a esa particular forma de no hacer nada, que es la lectura de una obra muy larga de ficción." Estas son las primeras palabras del nuevo libro de Antonio Muñoz Molina, El verano de Cervantes, en el que, en forma de ensayo, mezcla el análisis literario con su experiencia personal.

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Antonio Muñoz Molina nos lleva a 'El verano de Cervantes'

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Con libreta en mano, Antonio Muñoz Molina ha anotado a lo largo de los años sus pensamientos y comentarios en las distintas lecturas que ha hecho de la obra más célebre de la literatura española en los últimos años. En esta última obra, que se niega a calificar de novela, el escrito de Jaén va haciendo, a su vez, un repaso de su propia vida, combinando las distintas ocurrencias literarias y sus propios recuerdos, convirtiéndolo incluso en un libro de memorias, apto tanto para aquellos que ya hayan leído El Quijote, como para los que a raíz de este, se animen a enfrentarse a las locuras de Cervantes.

Antonio Muñoz Molina conoció la obra de Cervantes, durante un verano en Úbeda. "Fueron los veranos de antes, del mundo rural. Cuando era pequeño, me gustaba mucho leer, pero no tenía libros, ni había nadie que me recomendara cosas. Yo leía lo que había por ahí", decía, recordando que Cervantes, también muy aficionado a la lectura, "va leyendo los papeles rotos de la calle". Por pura casualidad, encontró por su casa una copia de El Quijote y no dudó en darle una oportunidad. No fue hasta años después, reconoce, que se dio cuenta de que la leía con facilidad porque "el mundo que retrataba era el que yo conocía".

Y fue precisamente uno de esos veranos largos, en el que el escritor no estaba trabajando en un libro propio, que contó con el tiempo necesario para volver a empezarlo desde el principio. Antonio Muñoz Molina comenzó a tomar notas y a hilar recuerdos de sus lecturas cuando le surgió la idea de escribir este nuevo libro. "Empecé a preguntarme cómo había sido en los distintos momentos de mi vida, cómo había recibido yo el libro y, también, cómo lo habían recibido otros, otros escritores o personas, es decir, cuál era el efecto que el libro había tenido o estaba teniendo en vidas personales."

Sin embargo, con la llegada del otoño y la desaparición de la "felicidad absoluta" de la lectura en el verano, el escritor jiennense ponía el cuaderno de lado y no lo sacaba más que para tomar anotaciones cuando se le ocurría una idea. "El verano pasado me di cuenta de que, como siguiera así, podía estar toda la vida y al final no tendría nada, porque esos apuntes, igual que los haces, los pierdes", reconocía, por lo que no dudó en ponerse a darle forma a una cosa "tan caótica".

Nuestro lado de locura

En su libro, Antonio Muñoz Molina asegura que la locura de don Quijote "no tiene nada de excepcional, en realidad, es la forma más común". Algo que el escritor reconoce que Cervantes matiza a la perfección con las obsesiones del caballero, es la rareza mental de las personas, con zonas de sensatez e insensatez que conviven en nosotros, de manera temporal o permanente. Muñoz Molina lo ejemplifica con las personas científicas que "creen en el horóscopo" o "militan en una organización religiosa ultra".

"Todos en nuestra vida común somos bastante racionales, pero, de pronto, tenemos una zona disparatada de locura ideológica, religiosa, o lo que sea. Eso es lo fascinante y a Cervantes le llama mucho la atención", afirma. Y es que, tal y como explica el autor, a lo largo de la obra, don Quijote muestra matices de locura, a la vez que habla con sensatez sobre el matrimonio o la literatura.

Con su El verano de Cervantes, Antonio Muñoz Molina no piensa concluir su relación con El Quijote, sino que continuará siendo una obra a la que siga recurriendo, comparándolo con su pasión por la música. "Cuando escuchas una música que te gusta mucho, la escuchas muchas veces, no la escuchas una vez. No dices, "yo escuché Abbey Road tal año". Lo escuchas con regularidad, a lo largo del tiempo, en distintas versiones, en distintos momentos de tu vida. A mí con algunos libros me pasa eso. Son libros que me acompañan, a veces los leo enteros de golpe, otras leo un trozo, pero es una presencia continua en mi vida", aseguraba.

Laura García del Valle

Laura García del Valle

Periodista y SEO. Viví en Londres durante 5 años, pero la COVID me obligó a hacer las maletas y volver...

 

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