"El otro día nos subestimaban, ya no": la arenga del CD Mirandés que es un aviso a los que pensaron que era el rival más débil

El sueño del Mirandés sigue intacto. Están más cerca que nunca de subir a Primera División, pero para ello les queda un último paso: ganar al Real Oviedo en la final por el ascenso. Realmente, ya habían logrado un hito metiéndose en el playoff, e incluso llegando con opciones de ascenso directo en el último partido de liga, pero lo que se vivió en Anduva este pasado jueves ante el Racing de Santander es una vuelta de tuerca más en la historia del club de Miranda de Ebro.

Tras el partido de ida en el Sardinero, donde los rojillos perdieron una ventaja de 1-3, con la guinda de un rocambolesco gol, el Mirandés se jugó el todo en su casa. Y, como han demostrado en esta temporada, a ilusión no les gana nadie. Tras una primera parte en tablas, el club de Miranda fue un vendaval que en siete minutos colocó el 4-1 final. Urko Izeta, con dos goles, fue el héroe sobre el césped. Hugo Rincón, que dio una asistencia y provocó uno de los goles en propia, Gorrotxa, Alberto Reina y Panichelli también se llevaron los flashes, pero lo que realmente demostraron los jabatos es que el grupo comandado por Lisci es único.

Se vio incluso antes del partido, en la charla de vestuarios, donde Sergio Postigo, veterano jugador que cuenta con pocos minutos en el Mirandés, ejerció de capitán con una arenga que levantó a más de uno del sofá. "Esas mariposillas que tenemos todos hoy en el estómago, eso no son nervios, eso es confianza, es ambición. Eso es porque estáis más que preparados. Eso lo tenéis porque estáis convencidos de esto va a salir bien", arrancó el defensa.

"Nos los hemos comido en tres putos partidos. Hemos sido superiores a ellos en tres partidos. Uno más. Les tenemos acojonados", recordó Sergio Postigo, haciendo alusión a los dos encuentros de Liga, que fueron victoria rojilla, y el de la ida, que, pese al empate a tres, fue dominado por los de Alessio Lisci. "El otro día nos subestimaban, ya no. Ya sabe todo el mundo lo que sois capaces de hacer. Así que vamos a salir ahí y vamos a reventar ¿Qué vamos a hacer tíos?", terminó. "¡Ganar!", gritaron todos los jugadores del Mirandés.

Un discurso que era un mensaje directo a aquellos que pensaron que el Mirandés era el rival más débil. Tanto, que el propio club racinguista ya había publicado, en horas previas al partido de este jueves, información sobre la venta anticipada de entradas para una posible segunda eliminatoria contra el Oviedo. Un sentimiento que se vivió incluso en el inicio de liga, donde muchos aficionados colocaban al Mirandés como un descenso asegurado junto al Eldense, dos de los clubes que para ellos no estaban considerados como "históricos". Además del duro inicio de temporada de los de Lisci que llegaron a verse obligados a suspender amistosos de preparación porque antes de septiembre solo contaban con seis jugadores de la primera plantilla. Meses después, el equipo de Miranda de Ebro dejó de ser la cenicienta. No solo es el equipo más fuerte a domicilio, sino que está a dos pasos de subir a Primera.

Enfrente estará el Oviedo de Santi Cazorla y su cuento de hadas con 40 años, que eliminó al Almería en la otra eliminatoria. Un equipo, que a diferencia del planteamiento del Racing, es muy sólido en defensa, por lo que se prevé una gran batalla en ambas áreas. "En liga regular, el Mirandés en casa solo ha perdido un partido (contra el Granada) y le ganó 1-0, pero en el Tartiere perdió 4-1", recordó Raúl Ruiz en El Larguero. "El Oviedo tiene una cosa que ni Racing ni Mirandés han tenido, que es seguridad defensiva. Lo que tiene fuerte es que es un equipo muy compacto y muy difícil de hacerle gol. El equipo de Paunović, desde que llegó él hace 12 partidos no ha perdido. A priori, fríamente, y además de que le vale el empate, te doy favorito al Oviedo, pero la presión, las ganas y esa incertidumbre del principio que les ha hecho más fuertes... ojo. En Miranda tienen muchas opciones también", analizó. El próximo domingo a las 19:00 h, en Anduva, será el primer duelo de este cuento.