Xavier Vidal-Folch: "Ha empezado la guerra nuclear, hay que llamar a las cosas por su nombre"

Madrid

Ha empezado la guerra nuclear. Nos horroriza. Pero hay que llamar a las cosas por su nombre. Es lo nunca imaginado desde el fin de la segunda guerra mundial, desde Nagasaki e Hiroshima. La hazaña, de incalculables consecuencias, se debe a Netanyahu. Hoy Israel sigue bombardeando a Irán: a centros de enriquecimiento de uranio, a la ciudad de Isfahán, el núcleo del programa nuclear iraní. Es la continuación del primer ataque nuclear en la madrugada de ayer: 2 centenares de aviones israelíes bombardearon territorio de la república islamista. Alcanzaron la central atómica de Natanz, aunque parece que no ha aumentado sus radiaciones.

Es su objetivo: impedir que Irán se haga con la bomba atómica, después de que la Organización Internacional de la Energía Atómica decretase que venía incumpliendo sus obligaciones nucleares. Cuando el propio Donald Trump había optado por negociar. Netanyahu vuelve a desbordarlo. Pero puede convertirse en un fiasco. Jugar con fuego te quema. Y quema a los demás. De momento, parece que los ataques cohesionan al régimen de los ayatolás, que venía sufriendo fricciones internas. Y consolidando la creencia de que solo actuando como la dictadura extrema de Corea del Norte, con bomba nuclear y amenazas continuas de usarla, evitará ser destruido por Israel.

Trump ha desorganizado la economía mundial. Su amigo y socio israelí va más lejos aún: rompe 80 años de equilibrio atómico. Es un grave peligro mundial.