'Celia en la revolución', la gran novela del miedo y del hambre en la retaguardia

Elena Fortún, seudónimo de Concepción Aragoneses, nació en Madrid en 1886 y murió en 1952. Es la creadora de las célebres novelas de Celia, el personaje infantil más emblemático de la literatura española. Comenzó a publicar las aventuras de esta niña madrileña que quería ser escritora el año 1928 en el suplemento infantil Gente Menuda. Construyó una fiel crónica de los años más convulsos del siglo XX. También es la autora de la magnífica 'Oculto sendero'. 'Celia en la revolución' fue escrita en 1943 pero no vio la luz hasta 1987, cuando la editó la editorial Aguilar de la mano de Marisol Dorao, pero la edición definitiva se hizo en 2016 tras la donación anónima del manuscrito original. Es la gran novela del hambre y del miedo en la retaguardia en la guerra civil. Es impresionante, dura, terrible y muy emocionante.

La recuperación del manuscrito original de 'Celia en la revolución' de Elena Fortún, gracias a una donación anónima a la Biblioteca Regional de Madrid, donde se encuentra depositado, ha hecho posible la nueva edición publicada por la editorial Renacimiento en el año 2016. Para comenzar 'Celia en la revolución' la autora retoma el escenario y los personajes que acompañaron a Celia en el último capítulo del libro 'Celia madrecita' donde, como una premonición del desastre que se avecina, se asiste al desmoronamiento de la familia Gálvez a raíz de la ruina del padre. El matrimonio se traslada a la casa del abuelo en Segovia donde la madre fallece al dar a luz a la más pequeña de los hermanos. Un año largo y triste que termina el día anterior al del golpe militar.

Las referencias espacio-temporales de la novela contribuyen a hacer de 'Celia en la revolución' un libro único a diferencia de la mayoría de los autores de la órbita republicana que se exilian más pronto que tarde, Elena Fortún vive en la España toda la guerra civil y la narra desde la retaguardia hasta su inminente final. La misma Elena Fortún dijo: “Creo que cuando la escriba no la admitirán ni los de allí ni los de aquí pues he delimitarme a contar lo que he visto con mis ojos sin hacer comentarios. Lo cierto es que sería un interesante documento para el porvenir pues la historia debería ser contada no por los políticos ni los militares sino por el pueblo sencillo que, sin conocer las causas, sufre las consecuencias”.

Como en sus novelas anteriores Elena Fortún adopta para exponer su relato una estructura lineal, haciéndolo avanzar mediante la yuxtaposición de capítulos que narran anécdotas completas. La habilidad en el manejo de los distintos niveles del lenguaje, de la que la autora había dado ya sobradas muestras adquiere gran importancia en 'Celia en la Revolución' donde es muy numerosa la presencia de personajes populares que a modo barojiano juegan un corto papel. La itinerancia, la falta de un hogar estable, el abandono familiar y la soledad de la protagonista que singularizaban episodios anteriores de la saga se hacen aquí más patentes; la presencia del humor, del que también hay muestras, se reduce y su tinte se hace más negro.

Para comenzar la novela la autora retoma el escenario y los personajes que acompañaron a Celia en el último capítulo del libro 'Celia madrecita' donde como una premonición del desastre que se avecina, se asiste al desmoronamiento de la familia Gálvez a raíz de la ruina del padre. El matrimonio se traslada a la casa del abuelo en Segovia donde la madre fallece al dar a luz a la más pequeña de los hermanos. El propio abuelo será el que requiera la presencia de Celia para responsabilizarse del cuidado de las pequeñas a lo largo de un año largo y triste que termina el día anterior al del golpe militar.

Frente a la inocencia de Celia los personajes masculinos se alzan ante ella firmes y contundentes en su papel de preceptores de la verdad republicana. Y si el abuelo contrarresta su ignorancia en los primeros días el padre sostiene su fe democrática gracias a un mensaje didáctico repetidamente transmitido durante el asedio de Madrid. Teniendo en cuenta el retrato fundamentalmente apolítico que se hace de estos personajes en el resto de las novelas, las firmes posturas de ambos sólo se justifican si se identifican los valores republicanos con las referencias a la integridad moral de los personajes.

Este artículo contiene fragmentos de la edición de María Jesús Fraga e Inmaculada García Carretero para la Editorial Renacimiento.