Estirpe de socialistas ejemplares

Madrid

A apenas un par de minutos de la sede madrileña socialista de Ferraz vivía José Enrique Serrano, socialista recientemente fallecido, a quien alguien ha definido como “héroe silencioso de la democracia”. Muchos de ustedes no habrán escuchado hablar de él.

Desde su casa contempló horrorizado aquellas noches de manifestaciones ultras, caras al sol y rosarios de hace unos meses. No le ha dado tiempo a ver las últimas.

Dotado de una cabeza prodigiosa, hace tiempo se había empeñado, sin éxito, en poner a disposición del Estado los archivos de los presidentes de la democracia, increíblemente dispersos.

Pocos días antes murió otro socialista ejemplar, Juan Manuel Eguiagaray. Varias veces ministro de Felipe González, fue designado por éste para representar al Estado en las fallidas conversaciones con ETA en Argel, en 1988, que tantos muertos hubiera evitado.

Eguiagaray se empeñó en valorar año a año la calidad de la democracia en España a través del Laboratorio de Ideas de la Fundación Alternativas.

Ambos, Serrano y Eguiagaray pertenecen a una estirpe de socialistas que tienen el Estado en la cabeza y que han hecho de la democracia su razón de vivir. No hubieran podido ser políticos en primera línea en estas horas de cainismo. Afortunadamente no les dio tiempo de contemplar el espectáculo de Santos Cerdán.

Mejor para ellos.