El PP opta por la vuelta al modelo de compromisarios, pero con un modelo mixto para no soliviantar a Ayuso

Habemus estatutos y como se esperaba no habemus primarias puras. Los ponentes encargados de dotar al PP de unas normas de funcionamiento para los próximos cuatro años ya han acabado su trabajo. El texto, que puede ser enmendado, delimita los mecanismos que regirán a partir de ahora para elegir a los futuros líderes populares, ya sea nacionales o autonómicos.

La nueva fórmula moldea el sistema de doble vuelta que instauró Mariano Rajoy y que provocó en las últimas primarias que Soraya Sáenz de Santamaría cayera derrotada por Pablo Casado, a pesar de haber sido votada de forma mayoritaria por la militancia. Se quiere evitar por todos los medios que se repita este escenario.

La propuesta de los ponentes, que llega auspiciada por Feijóo y su equipo, opta por un modelo híbrido que no termina de dejar la elección en manos de los compromisarios como quería el PP más clásico, pero tampoco delega la elección por completo en la militancia como reclamaban por ejemplo desde el PP madrileño de Isabel Díaz Ayuso.

La presidenta extremeña María Guardiola que ha sido una de las redactoras del texto ha criticado el modelo de primarias abiertas asegurando que “las primarias han terminado siendo utilizadas como maquillaje en partidos como el PSOE o Podemos para disimular dedazos flagrantes”.

Los afiliados elegirán a los compromisarios

En el caso del PP el dedazo será el de los compromisarios que tendrán la responsabilidad de votar a los candidatos, pero esos compromisarios serán elegidos en listas abiertas por los militantes. Es decir, la militancia no votará directamente por ninguna candidatura como ocurría hasta ahora en primera ronda.

En una primera votación, los afiliados elegirán a los compromisarios que serán los representantes que participen directamente en el congreso y elijan al nuevo presidente. En teoría los militantes sabrán de antemano a qué candidato apoya el compromisario al que están eligiendo, pero la votación de estos es secreta.

El nuevo sistema dificultará además que se presenten outsiders o frikis para optar a la presidencia del PP. Si antes bastaba con amasar 100 avales, ahora serán necesarios 500, que lleguen desde 25 provincias diferentes y habrá que tener al menos 15 avales por provincia.

El texto de 91 páginas que delimitará las reglas de juego del PP para los próximos años entra ahora en un periodo de enmiendas y está por ver si los partidarios del “un militante un voto” quieren intentar que la ponencia se modifique. Isabel Díaz Ayuso o el presidente de los populares catalanes ya abogaron por un sistema más volcado en la decisión de la militancia, algo por lo que no aboga una ponencia que cuenta con el visto bueno de la dirección popular.