Xavier Vidal-Folch: "¿Un problema de corrupción se arregla insultando?"
Reformen las leyes, en vez de gritar: ni siquiera por favor, sino por deber

Madrid
Si tenemos un problema, por ejemplo, de corrupción, ¿se arregla insultando? No, pero quizá se puede encauzar aportando ideas para enderezar las cosas. Por eso es bastante inútil dedicarle mucho tiempo a los aspavientos retóricos, a las ofensas verbales, a los insultos: particularmente de la oposición. Y también al “y tú más”, especialmente por parte del Gobierno. Sobre todo, si solo van acompañados de una idea, muy básica: “dimisión”, siempre, claro, del otro.
Por eso a uno le tienta recomendarles a ustedes que apaguen el sonido cuando se disparen demasiado los decibelios. Y lo aumenten cuando alguien apunte propuestas.
Hoy, tras una de las sesiones de control al Gobierno más ruidosas y ridículas, podemos subrayar dos propuestas lanzadas por el diputado de Esquerra, Gabriel Rufián, que pueden ser útiles. Una es lanzar una poderosa iniciativa contra las empresas constructoras que corrompen a políticos: disuadiéndolas de delinquir por ejemplo con largas inhabilitaciones personales, y/o con multas millonarias. La intención es sencilla: muerto el perro, muerta la rabia. Pero para eso hay que reformar alguna ley.
Otra es eliminar el privilegio del aforamiento, que en España beneficia a varios miles de cargos, con ventajas procesales, de forma demasiado amplia y exagerada. Eso también requiere una reforma legal.
Reformen las leyes, en vez de gritar: ni siquiera por favor, sino por deber.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




