Un susto cada día

Madrid

Desde el destape de la presunta corrupción que habría practicado el número 3 del PSOE, Santos Cerdán, vamos a noticia diaria. De gozo para algunos. De susto para la mayoría. De tristeza e indignación en el mundillo progresista.

Hoy ha habido doble ración. La UCO, departamento de la Guardia Civil contra la corrupción, se ha personado en la sede madrileña del PSOE para acceder al correo del exsecretario de organización. Y el juez del Supremo encargado del caso ha propuesto la imputación de dos antiguos cargos del Ministerio de Fomento, en la época Abalos, por supuesta ayuda a la trama que amañaba contratos públicos.

Es posible que no se repitan más casos de tanta gravedad como los de Abalos, o Cerdán, o Koldo. Pero la mera inercia de estos tres, que como la santísima trinidad se resumen en uno, basta para alimentar noticiarios, acentuar la indignación y propagar el malestar durante muchos días, muchos meses.

Por eso entre las medidas radicales que debe sopesar Pedro Sánchez está la de adoptar un cortafuegos profundo entre el partido (donde se inició el lío), y el Gobierno, (que ha quedado políticamente contaminado). Parece sensato pensar que eso exige en estos momentos no solo acertar en los nombramientos. Sino también dividir responsabilidades, trocear el control para que no esté en una sola mano. Es difícil que una misma persona atienda dos responsabilidades tan potentes. Y además, si queda tocada por un lado, también queda erosionada por el otro. Daño doble.