EE.UU. entra en guerra

Barcelona

Estados Unidos ha entrado en guerra. Donald Trump ha violado su compromiso electoral de que se dedicaría a terminar las guerras ajenas en 24 horas y no empezaría otras: ha durado poco. Lo hace después de criticar a sus antecesores por enfangarse en conflictos armados interminables, en Irak y en Afganistán: veremos cuánto dura este, tras la respuesta del régimen de los ayatolás lanzando misiles contra bases militares norteamericanas en Qatar e Irak.

¿Es justa esta operación? Para que una guerra sea justa, en términos filosóficos y jurídicos, debe cumplir varias condiciones. Debe contar, antes que nada, con una causa precisamente justa: fundamentalmente, la autodefensa. Irán no había atacado ahora a EE.UU.

Debe ajustarse al consenso internacional, principalmente al acuerdo de la gran institución multilateral mundial, la ONU, o al menos de alguna organización regional. Se ha lanzado por cuenta propia, y ni siquiera pretende validar su acción a posteriori en ningún foro compartido con otros.

La acción debe ser proporciona: y aunque el objetivo de impedir la proliferación nuclear sea bueno, combinar la acción armada con los bombardeos de su aliado israelí sobre ciudades y contra la población civil provoca que la suma sea incorrecta.

Y la entrada en armas debe ser además el último recurso después de agotar todos los demás medios pacíficos. Washington estaba justo iniciando una negociación diplomática real con Teherán. Y ahora la arrincona. Se ha precipitado.

Ninguna de estas grandes condiciones principales se cumple. Que cada uno saque sus conclusiones.