El accidente que puso en peligro a los actores de 'Tiburón'

Rodar Tiburón fue mucho más que una producción complicada, fue una auténtica pesadilla logística y emocional. Desde el inicio, las autoridades locales en Martha’s Vineyard pusieron trabas al equipo, ya que apenas permitieron construir decorados, les negaron permisos clave y los técnicos y extras del pueblo estaban descontentos con las condiciones laborales. El ambiente era tenso, y eso solo era el principio.

Steven Spielberg, decidido a transmitir realismo, optó por rodar en mar abierto. Quería que el espectador sintiera el aislamiento del trío protagonista durante la caza del tiburón. Pero esa decisión artística se convirtió en un infierno técnico. Cada vez que comenzaban a filmar, algún velero turístico se colaba en el horizonte, arruinando la toma.

En una ocasión, tras esperar a que pasaran dos barcos, Spielberg vio una toma de apenas siete minutos antes de que otros dos aparecieran en cuadro. No había tiempo para dudas: "Rodamos ahora", ordenó. No eran decisiones creativas, eran decisiones de supervivencia cinematográfica.

Y entonces ocurrió lo impensable: uno de los barcos utilizados para el rodaje se hundió con los protagonistas a bordo. El agua entraba rápidamente y el equipo técnico tuvo que intervenir de inmediato para rescatarlos. El accidente fue real, no parte del guion. Los actores tuvieron que ser rescatados de emergencia, y el equipo temió por sus vidas. Afortunadamente, no hubo heridos graves, pero el susto fue monumental y dejó claro que el rodaje estaba al borde del desastre.

A esto se sumaba el tiburón mecánico, apodado Bruce, que fallaba constantemente, se hinchaba con el agua salada, no flotaba bien y muchas veces no funcionaba en absoluto. Esto obligó a Spielberg a prescindir del tiburón en muchas escenas, lo que paradójicamente aumentó el suspenso y se convirtió en una de las claves del éxito de la película.

El reparto, además, no incluía grandes estrellas. Spielberg lo decidió así para destinar el presupuesto a los efectos técnicos y para que el público no se sintiera protegido por rostros conocidos. Quería que el miedo fuera real, que cualquiera pudiera morir.

El estrés fue tan intenso que Spielberg confesó años después haber sufrido ataques de pánico severos al finalizar el rodaje. Durante meses, se despertaba empapado en sudor, reviviendo la tensión de aquellos días.

Y, sin embargo, de ese caos nació una obra maestra. Tiburón no solo redefinió el cine de terror, sino que inauguró la era del blockbuster moderno.