"Fue la producción más dura de mi carrera y aún tengo pesadillas con ella": el ataque de ansiedad que le provocó una de las películas más taquilleras de Spielberg

Este 2025 se cumplen 50 años del estreno de Tiburón (Jaws, 1975), la película que cambió para siempre la historia del cine comercial. Con motivo de este aniversario, el programa Sucedió una noche, de la SER, ha querido rendir homenaje a este clásico repasando algunas de las anécdotas más sorprendentes y los momentos más tensos que se vivieron entre bastidores durante su accidentado rodaje.

Lo que comenzó como una producción modesta, con 55 días de rodaje previstos, terminó convirtiéndose en una de las experiencias más agotadoras y transformadoras de la carrera de Steven Spielberg. El rodaje se alargó hasta los cinco meses, el presupuesto se disparó y el joven director, de apenas 27 años, se enfrentó a condiciones extremas, problemas técnicos constantes y una presión creciente por parte del estudio.

"Me sentía en el ojo del huracán. Toda la responsabilidad era mía", confesó el director años después. "Fue la producción más dura de mi carrera y aún tengo pesadillas con ella." Los problemas técnicos fueron constantes. El tiburón mecánico fallaba, por lo que el rodaje se completó con imágenes reales de tiburones; las grabaciones en mar abierto complicaba cada escena y la presión del estudio aumentaba día tras día. Ante tanta presión, Spielberg llegó a sufrir un ataque de ansiedad convencido de que su carrera podía terminar antes de despegar.

Sin embargo, todo ese esfuerzo mereció la pena. Tiburón no solo fue un éxito, sino que se convirtió en la película más taquillera de la historia hasta ese momento, redefiniendo el concepto de cine comercial y dando origen a lo que hoy conocemos como el 'blockbuster' veraniego.

Tiburón inauguró la moda de los grandes estrenos estivales. Cambió el concepto del cine comercial y convirtió a Spielberg en el nuevo genio del cine americano.

El impacto cultural de Tiburón fue tan profundo que cada detalle de la película ha quedado grabado en la memoria colectiva, desde sus escenas más icónicas hasta la inolvidable banda sonora de John Williams, que con apenas cuatro notas repetidas, logró crear una de las piezas musicales más reconocibles y efectivas de la historia del cine, siendo aún hoy sinónimo de peligro inminente.

Tiburón no solo sacudió la taquilla, sino también la forma en que el público se relacionaba con el cine. Fue una película que generó miedo, fascinación y una nueva forma de entender el entretenimiento.