Lo escrito, escrito está

Barcelona

Nunca había habido tanta contradicción en asuntos de defensa. Contradicción entre lo que está escrito, y lo que se declara.

La cumbre de la OTAN en La Haya ha ratificado el objetivo general de gastar en seguridad un 5% del PIB de los “aliados”, del que 3,5 puntos son para gasto militar. Pero las conclusiones unánimes no dicen que ese sea el compromiso de “todos los aliados”.

Bastantes interpretan que esta apuesta, válida desde 2035, obliga a todos. Pero no es así. El secreto está en la carta oficial, y por tanto diplomáticamente vinculante, del secretario general de la alianza al presidente español Pedro Sánchez. En ella la OTAN se compromete a otorgar a España “flexibilidad para determinar su propia trayectoria” para alcanzar las capacidades acordadas anteriormente “y los recursos anuales necesarios” en “porcentaje del PIB”. A quien les habla, que ha leído montones de documentos diplomáticos a lo largo de 50 años, le parece que este texto es bastante meridiano.

Es una lástima que un logro español tan destacado no guste a algunos españoles.

Tampoco las declaraciones de Donald Trump diciendo que la destrucción de la industria nuclear de Irán es “total” y que EEUU ha tenido un “éxito espectacular” se corresponden con el único documento que hay de referencia. Se debe a los servicios secretos de EEUU: dice que ese ataque solo ha logrado retrasar el programa nuclear “unos meses”, que las bombas no derrumbaron sus edificios subterráneos” y que previamente el uranio ya enriquecido se trasladó a otros lugares secretos.

¿A quién creen más: a la inteligencia militar o a la retórica presidencial?