¿Por qué Trump no puede cumplir su amenaza de aplicar aranceles a España?
El marco comercial europeo impide que EEUU imponga medidas unilaterales contra un solo Estado miembro
El presidente de EEUU, Donald Trump, junto a sus secretarios de Defensa, Pete Hegseth, y de Estado, Marco Rubio, en la rueda de prensa tras la cumbre de la OTAN en La Haya en la que vertió su amenaza a España. / Robin van Lonkhuijsen (EFE)
Madrid
Al finalizar la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una amenaza directa a España: aunque el Gobierno de Pedro Sánchez no eleve su gasto militar hasta el 5% del PIB, como acordaron los aliados, lo pagará "por el canal comercial".
La advertencia no entraba en detalles, pero los productores de los productos españoles más exportados han comenzado a tentarse la ropa.
Sin embargo, más allá del tono agresivo, la amenaza de Trump tiene un límite legal y político: no puede cumplirla sin romper con el marco comercial que rige las relaciones entre EEUU y la Unión Europea.
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España, como Estado miembro de la UE, no negocia acuerdos comerciales de forma bilateral. Tal como ha recordado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, "estamos en una unión aduanera de 27 Estados" y cualquier negociación o represalia comercial debe canalizarse a través de la Comisión Europea.
Esta estructura impide que un país tercero, como EEUU, imponga aranceles selectivos a un solo miembro sin afectar al conjunto del bloque.
Política comercial común
La política comercial común es una de las competencias exclusivas de la UE, lo que significa que Bruselas negocia en nombre de todos los Estados miembros y cualquier medida arancelaria contra uno de ellos se considera una medida contra todos.
En este contexto, la amenaza de Trump no solo es jurídicamente inviable, sino que también podría desencadenar una respuesta coordinada de la UE, como ya ocurrió durante la guerra comercial iniciada por su anterior mandato.
El propio Gobierno español ha optado por una estrategia de contención diplomática. Pedro Sánchez ha evitado escalar el conflicto, recordando que "España es un país soberano, solidario y comprometido con la OTAN", pero también "amigo de sus amigos".
Represalia "doblemente in justa"
Desde Bruselas, el presidente español ha insistido en que el gasto del 2,1% del PIB en defensa es "realista y compatible con el estado del bienestar" y cualquier represalia comercial sería "doblemente injusta" dado el déficit comercial que ya mantiene España con EEUU.
Ese déficit, que en 2024 superó los 10.000 millones de euros, se explica en parte por la caída de las exportaciones españolas.
El valor de lo que exportó España a Estados Unidos rozó los 18.000 millones de euros el año pasado. Estados Unidos es el país no europeo al que más productos vendemos, pero las ventas ahí representan alrededor del 4% solo del total de exportaciones españolas.
Lo que España exporta a Estados Unidos
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Hay tres grandes sectores que venden productos españoles a Estados Unidos:
- El que más es el sector de los aparatos mecánicos que vendió el año pasado más de 4.000 millones de euros.
- El segundo es el alimentario. Aquí destaca especialmente el aceite, con casi 2.500 millones de euros vendidos a Estados Unidos, y el vino, del que el año pasado se vendieron unos 400 millones de euros.
- El tercer sector es el químico y farmacéutico que exportó algo más de 3.000 millones.
Estos son los datos del año pasado de 2024, pero en lo que llevamos de 2025 ya se notan algunos cambios. Por ejemplo, en el último mes del que hay datos, que es abril, se nota que las exportaciones de España a Estados Unidos han caído con fuerza, prácticamente un 14%. Es verdad que es el mes de la Semana Santa, pero fue también el primer mes en el que estaban en vigor los nuevos aranceles y ese es uno de los motivos que está detrás de esta caída.
Incluso si Trump quisiera imponer aranceles a estos productos, tendría que hacerlo en el marco de una negociación con la Comisión Europea. Cualquier intento de diferenciar a España del resto del bloque supondría una violación de los principios de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y podría ser impugnado legalmente. Además, la UE ha demostrado en el pasado su capacidad de responder con medidas recíprocas.
Una maniobra de presión
En este contexto, la amenaza de Trump parece más una maniobra de presión política que una estrategia comercial viable. Su retórica habitual, caracterizada por declaraciones grandilocuentes y gestos unilaterales, contrasta con la complejidad del sistema multilateral en el que se insertan las relaciones comerciales internacionales.
Por tanto, aunque el tono de Trump pueda generar inquietud en sectores económicos sensibles, como el agroalimentario, la arquitectura institucional europea actúa como un escudo frente a decisiones arbitrarias.
La respuesta del Gobierno español, firme pero moderada, refuerza esa posición: España no está sola, y cualquier intento de represalia deberá enfrentarse a la fuerza colectiva de la Unión Europea.
