Antonio Resines, sobre sus alucinaciones durante su ingreso por COVID: "Le pedí a Almeida millones de libras para Isabel II"
Durante la entrevista en En clave de Rhodes, el actor también critica el anonimato en redes sociales y propone que los usuarios se identifiquen con nombre, apellidos y DNI: "Si insultas, que se sepa quién eres"

Santander
Con un aplauso ensordecedor, Antonio Resines (Torrelavega, 1954) sube al escenario del Centro Botín de Santander, donde se graba el nuevo episodio de En clave de Rhodes, el primero fuera de los estudios centrales de Gran Vía 32. En una conversación íntima, divertida y profundamente humana, el actor repasó su trayectoria, reflexionó sobre el humor como herramienta vital y compartió, por primera vez en detalle, las alucinaciones que sufrió durante su ingreso hospitalario por COVID-19.
Durante los días que pasó en coma inducido, Resines vivió una realidad paralela. Según contó, en esas alucinaciones una rama desconocida de la familia Windsor le había implantado un chip y le había encomendado una misión: conseguir 160.000 millones de libras para salvar a la monarquía británica. "Y se me ocurrió pedírselo al alcalde de Madrid, a ver si tenía", dijo entre risas, provocando la carcajada del público. "Mi misión fue un fracaso y me intentaban matar todo el rato", añadió.
En su mente, convivía con la reina Isabel II y mantenía una relación estrecha con la familia real. Todo formaba parte de un delirio que, como él mismo reconoció, no distinguía de la realidad. "No sabes muy bien lo que está pasando. Hasta que llega un momento que ya te quieres morir. Y eso me pasó a mí".
En uno de los momentos más duros, pidió a un sanitario —al que confundía con un miembro de ETA— que le pegara un tiro. La respuesta del médico fue inesperada: "¿Pero cómo te vamos a pegar un tiro? ¡Con lo que nos hemos reído contigo, coño!". Aquella frase, según Resines, marcó el inicio de su recuperación.
Contra el anonimato en redes: "Nombre, apellidos y DNI"
Otro de los temas que surgieron en la conversación fue el de las redes sociales. Resines confesó no tener presencia en ninguna plataforma, aunque asegura que existen más de un centenar de perfiles falsos con su nombre. "Tengo 112 perfiles en Facebook que no son míos", dijo con ironía.
Más allá de la anécdota, el actor se mostró muy crítico con el anonimato en internet. "No entiendo por qué no se da el nombre, apellidos y número del DNI del que dice algo", afirmó. Para él, si alguien insulta o difama, debería poder ser identificado y, si procede, denunciado. "Si tú crees que yo he atentado contra algo, me demandas y se acabó el problema. ¿A que no habría tanta mala leche en las redes?", concluyó.
James Rhodes, que compartía su visión, definió las redes como "una cloaca de cobardes".
El humor como salvavidas
A lo largo del programa, Resines defendió el humor como una forma de resistencia. "La vida, según cómo te vaya, es una comedia dramática o un drama con momentos de comedia", reflexionó. En su caso, asegura haber tenido suerte: ha trabajado con grandes profesionales, ha sabido reírse incluso en situaciones sin "ni puta gracia" y ha aprendido a quitarle hierro a lo que antes le molestaba.
También hubo espacio para hablar de la fama, del descanso ("duermo entre diez y once horas diarias") y de la sanidad pública, a la que el actor dedicó un elogio sincero: "Es inigualable. Y sus profesionales están muy mal pagados. Hay que cuidarlos".




