"Tratar de contener el ser de las LGTBI es como si te pidieran ser alta, tímida o extremeña solo de puertas para dentro de tu casa, sin que se te note"

Madrid

Estamos en pleno Orgullo. Yo cuando era muy joven, una lesbiana cachorrita también decía aquello del derecho a amar y lo decía sin haberme enamorado, repetía lo que había oído porque es un poco lo que una hace cuando es pequeña. Enseguida aprendí que el orgullo, el sentimiento de orgullo, no la conmemoración, es lo contrario a la vergüenza y que la vergüenza aprendida, la vergüenza inoculada como una infección en casa, en el cole, en los chistes de un programa de televisión o en la mesa de Nochebuena se te metía hasta el tuétano no por lo que hubieras hecho sino por lo que eras.

Cosas que han pasado estos días:

1) En un concierto de Metrika en Burgos le han tirado hielos a uno de los bailarines, le han llamado maricón y le han gritado que estaría mejor muerto. Al contacto con el cuerpo a gran velocidad un hielo y una piedra no se diferencian en nada así que para que os hagáis una imagen exacta de lo que pasó han apedreado a una persona en su puesto de trabajo.

2) Se han convocado marchas contra la ley trans. Muy poco concurridas afortunadamente, principalmente por mujeres que están en contra de que la ley ampare a las mujeres trans, que reconozca su existencia. Les molesta que se autoperciban como mujeres. A mí me molesta que las manifestantes se autoperciban como feministas

3) Ayer un encapuchado se lio a tiros en una concentración en Stonewall, Nueva York, los disparos alcanzaron a dos chicas adolescentes. 16 y 17 años. No creo que el atacante les preguntara por su identidad u orientación sexual, la idea era dañar a cualquiera que hubiera acudido a ese lugar histórico para nuestra dignidad. Que las balas atravesaran cualquier vida presente en ese momento allí.

4) En el metro de Chueca ha aparecido un cartel amenazante. En él se ven un hombre y una mujer están solos y de espaldas rodeados de los fantasmas de sus potenciales hijos. “Es muy divertido ir de flor en flor” dice el cartel “pero en el futuro pasarás las navidades solo”. Familia numerosa o soledad es lo que propone. Como si para tener compañía en el futuro hubiera que parirla. Dentro de una familia heterosexual claro. Como si eso garantizase algo.

5) En Hungría Orbán ha ido mucho más allá. Prohibió la marcha del Orgullo en Budapest.

Aquí paro pero hay seis, siete, ocho, hay banderas que no se cuelgan en los ayuntamientos, insultos, palizas y botellazos.

El orgullo es imprescindible para reparar la vergüenza, la invisibilidad, la persecución en Hungría, aquí, en todas partes. La existencia de las lesbianas, gays, trans, bisexuales es una parte imposible de extirpar de la riqueza humana. Lo sabemos porque se ha intentado de mil maneras y aquí seguimos.

Nos han intentado curar de nuestra propia identidad y no solo ha sido imposible sino que ha tenido efecto rebote. Cientos de miles de personas de toda Europa se desplazaron a Budapest para celebrar ese orgullo proscrito.

Tratar de contener el ser de las LGTBI es como si te pidieran ser alta, tímida o extremeña solo de puertas para dentro de tu casa, sin que se te note. Esa ciudad no quedó colapsada por el derecho a amar sino por el derecho a existir.