Cómo regar las plantas en verano y por qué hay algunas olvidadas en un rincón que sobreviven muchos años sin cuidados
Esta semana analizamos cómo hay que regar nuestras plantas ahora que llega el calor y hablamos de la falsa oruga del rosal

El riego en verano, la falsa oruga del rosal y las plantas olvidadas
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Madrid
Hace unos meses podamos nuestro rosal `Zepeti' e hicimos varios esquejes. Tuvimos un éxito del 100% en el esquejado, todos salieron adelante. Y ha llegado el momento de separar cada uno de los esquejes. Hubiera sido mejor hacerlo hace unas cuantas semanas, para evitar estas altas temperaturas, pero confío en que salgan adelante sin problema. Si esperamos más tiempo, las raíces de cada uno se enredarán aún más, y será peor todavía. Así que haré la división de una docena de esquejes, que están en una maceta de tan solo 15 centímetros de diámetro.
Han ido tan bien que incluso algunos han florecido. Pero algunas hojas están agujereadas. Les ha atacado un pequeño insecto muy curioso. Es muy probable que este ataque lo hayan sufrido en sus rosales más de un oyente, porque es muy frecuente en todos lados. Se trata de la falsa oruga del rosal. Lo de "falso" tiene su origen en que no se trata de una oruga que dé lugar a una mariposa, sino que, en realidad, es una larva de una pequeña avispilla, cuyo nombre científico es Arge ochropus. Esta avispilla, no picadora, tiene como planta huésped al rosal, el cual le sirve de alimento para sus larvas. A veces el ataque es tan fuerte que dejan a los rosales tiritando, con las hojas comidas por completo, o como mínimo agujereadas, como les ha ocurrido a nuestros esquejes de Rosa 'Zepeti'.
La planta madre también sufrió un ataque importante de esta falsa oruga del rosal, y muchas de sus hojas están agujereadas. Una cosa buena es que es una larva que le encanta a las avispas de varias especies, que las llevan como alimento para las propias larvas de esas avispas. Cuando estas avispas depredadoras descubren a las larvas de la falsa oruga del rosal, vuelven una y otra vez para cazarlas, y consiguen erradicarlas por completo.
Las plantas olvidadas en oficinas y comercios
Hablamos de esas plantas que vemos a veces en los comercios, que llevan quizás lustros en la misma maceta, y sobreviven año tras año. ¿Cómo lo consiguen? Lo consiguen por varias razones. La primera, porque son increíblemente resistentes, son especies muy duras. Entre ellas podríamos mencionar a los potos (Epipremnum aureum), a los singonios (Syngonium cv.), a la sansevieria (Dracaena trifasciata), los troncos del Brasil (Dracaena fragans)...
Además, suelen ser plantas que necesitan muy poco para vivir, y en estos casos de plantas casi olvidadas en los comercios pueden sobrevivir con aún menos agua y nutrientes. Sorprende verlas en las panaderías, en las tiendas de muebles, en los escaparates de las peluquerías, en los bares y restaurantes... Muchas veces no están bonitas, pero no les va del todo mal, a pesar de no recibir los mejores cuidados.
Si conocemos a los dueños del comercio, quizás les podemos sugerir cómo cuidar mejor a la planta en cuestión: quizás decirles que tienen que colocar la planta más cerca de la ventana, darle más agua, cortar algunas de las hojas más feas, abonarla... Lo normal es que ya bastante tengan con sacar adelante las facturas de los proveedores y hacer rentable el negocio, como para estar pendientes de las plantas. Pero una sugerencia para que la planta esté más bonita, quizás sea bienvenida si conocemos a las personas.
El riego de las plantas en verano
Seguimos inmersos en una ola de calor que está poniendo a prueba nuestra capacidad de adaptación. Y No podemos olvidar que las plantas lo pasan tan mal como nosotros. ¿Cuándo regamos en estos días de tanto calor?
Hace un par de meses instalé el riego automático en la terraza de la SER, lo que nos facilita mucho la tarea. Como tenemos temperaturas muy altas en nuestro jardín de exterior, regamos a primerísima hora, a las seis de la mañana, para que la planta cuente con agua en el sustrato en cuanto se despierte con la primera luz del día. En cuatro minutos se riega toda la terraza, gracias a los goteros regulables, que permiten abrirlos o cerrarlos para que emitan más o menos agua.
Nuestra terraza es compleja, porque es grande y tiene zonas de sombra y zonas de sol fuerte. Además, hay una mezcla de plantas de todo tipo en macetas de distintas medidas. Todo esto complica el riego, porque no todas las plantas van a necesitar la misma cantidad de agua. Por eso los goteros son regulables, para que en la zona de sombra emitan menos cantidad de agua, y más cantidad en la zona de sol.
El riego siempre es una de las cosas más sencillas y más complejas vez, porque es una de las bases del éxito en el cultivo de las plantas. Yo ahora sigo ajustando los goteros a medida que veo cómo van creciendo las plantas con el nuevo sistema de riego automático, para saber cuáles tienen exceso de agua y cuáles tienen poca.
Estas semanas son cruciales, porque tenemos altísimas temperaturas que ponen a prueba la resistencia de las plantas. De momento, parece que las nuestras van bien, pero eso se verá a medida que el verano avance y el estrés por las temperaturas cálidas aumente en las plantas. Por eso es tan importante tenerlas bien nutridas, porque si tienen todos los nutrientes necesarios, las plantas afrontan mejor estos periodos tan duros para ellas.
Nosotros, aun con el riego automático, damos un riego a manguera una vez a la semana, para que todo el sustrato tenga humedad, especialmente en los grandes macetones que están al sol, como en el del madroño, el del kumquat... que son más demandantes en agua. En casa, ahora en verano, animo a los oyentes a que rieguen muy bien sus plantas de exterior todas las mañanas, a primera hora, que es cuando la planta necesita tener el sustrato con suficiente agua para cumplir con sus funciones fisiológicas básicas.
Si tenemos un buen sustrato que retenga la cantidad justa de agua, junto con una buena maceta con muchos agujeros para facilitar ese drenaje, no nos vamos a pasar de riego, en líneas generales. Lo peor que le puede pasar a una planta estos días es no tener agua a mediodía, con cuarenta grados de temperatura. Así que regamos generosamente. Muchas veces pensamos que hemos echado mucha agua a una planta, pero si viéramos el cepellón -el conjunto de sustrato y de raíces-, comprobaríamos cómo una gran parte del mismo está seco. Así que seamos generosos al regar en estos días de calor.
¿En las plantas de interior regamos también así, abundantemente?
No. En interior seguimos con la regla de regar cuando se seque el sustrato en gran parte, para una mayoría de especies de plantas. Por ejemplo, los ficus o las monsteras los regamos cuando se hayan secado los dos primeros tercios de sustrato, es decir, más de la mitad del sustrato. Metemos el palillo de bambú, el de los pinchos morunos, y vemos si sale seco en gran parte.
Lo que sí notaremos en nuestras plantas de interior es que la frecuencia de riego aumenta, es decir, que tengo que regar cada menos tiempo. Si en marzo era suficiente un riego a la semana, puede que ahora tenga que regar dos veces a la semana esa misma planta, porque ahora hay más temperatura, hay más luz y la planta está más activa y demanda más agua. Pero esto solo lo podemos saber con la observación.
El riego requiere de una observación activa por parte de la persona, que irá aprendiendo de la mano de sus plantas. De esta forma, se dará cuenta de qué plantas necesitan más agua, cuáles menos, a cuáles les gusta tener más humedad, a cuáles les gusta que el sustrato se les seque por completo entre riegos... El riego de las plantas no es tan fácil como para que una aplicación te diga cuándo regar, requiere del factor humano siempre, para comprobar que la planta está a gusto.
No apretar el sustrato cuando comprobamos la humedad
Siempre recuerdo a una clienta que, al poco de empezar a trabajar para ella, me dijo que tenía unas plantas en maceta que no crecían mucho. Cuando fuimos a verlas me quedé sorprendido, ya que al pie de unos ventanales de una terraza tenía muchas macetas con begonias, fucsias, helechos... con una peculiaridad: el sustrato estaba duro como una piedra de tanto apretarlo cada vez que metía el dedo para ver si necesitaban agua. De tanto hacerlo, durante tantos años, el sustrato sufría una compactación terrible, algo que a las raíces de las plantas no les gusta nada de nada. Cuando me enseñó cómo ponía el dedo me quedé fascinado, porque espachurraba con fuerza, compactando.
Así que podemos tocar la tierra o el sustrato para ver si está húmedo, por supuesto, pero con delicadeza. Aún mejor es el método del palillo, para ver si la planta tiene humedad en la parte baja de la maceta y entonces no regar todavía.

Eduardo Barba
Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador botánico en obras de arte, paisajista y profesor de jardinería....




