La advertencia de una mediadora y víctima de violencia de género: "El sistema está fallando. No funciona"

Madrid

La violencia de género volvió a sacudir España la semana pasada. Cinco mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en Valencia, Gijón, Guadalajara, Getafe y Las Palmas, y un niño de tan solo tres años víctima de violencia vicaria. Casos que se produjeron pese a la existencia de denuncias previas o medidas de protección. Otros, como el de Almería, sucedieron sin que mediara siquiera una denuncia, porque muchas víctimas aún creen que eso "no les va a pasar a ellas", como le ocurrió a Vanesa Alonso.

Vanesa es mediadora y ha dedicado los últimos 15 años de su vida a acompañar a mujeres víctimas de malos tratos. Ha estado en comisarías, en hospitales o en juzgados poniendo voz a quienes no podían hablar. Y, sin embargo, un día le tocó a ella.

"Empezó el 24 de octubre de 2024. Quería zanjar una relación de tres años y medio. Un día, empezamos a discutir, me tiró al sofá, me puso una plancha en la cara diciéndome que si no le perdonaba, me iba a quemar. No sé cómo lo hice, pero cogí mi teléfono, marqué el número de una amiga y conseguí escaparme. Llegó la policía y a él lo detuvieron", ha comenzado contando Alonso en La Ventana. Fue esa amiga, al otro lado del teléfono, quien escuchó todo y llamó a la policía.

El día siguiente se celebró un juicio rápido. El agresor fue condenado, se le impuso una orden de alejamiento y trabajos en beneficio de la comunidad. Pero días después, la violencia volvió. Él accedió a su vivienda aprovechando que conservaba una llave del garaje. "Me empezó a insultar, entró y empezó a darme golpes. Lo primero que hice fue coger un cuchillo de la cocina, pero me lo arrebató. Le di una patada para escaparme corriendo, un vecino llamó a la policía y él se escapó", ha proseguido.

Cuenta que su historia comenzó con una relación que duró casi cuatro años, de los cuales un año y medio lo compartió en convivencia con su agresor. Al principio, no fue consciente de que estaba siendo maltratada. "Nuestra convivencia era muy poca porque pasaba pocas semanas en casa. Empecé a alertarme los quince días previos", ha dicho.

Con el tiempo, los comportamientos se volvieron más agresivos: discusiones constantes, ausencias, insultos y el alcohol como detonante habitual. Vanesa decidió poner fin a la relación cuando sintió que la situación era insostenible, pero su expareja no aceptó la ruptura.

La policía presentó una denuncia de oficio y Vanesa recibió protección a través del sistema VioGén. Se le asignó un agente de seguimiento, pero el agresor salió de prisión a los cuatro días, argumentando ser el sustento económico de su familia.

Vanesa, que durante años creyó ser 'inmune' por su experiencia profesional, admite que nunca pensó verse en esa situación. "Cuando estás sentada delante del juez y tienes que contar tu historia, nunca piensas que te puede pasar a ti. Le puede pasar a cualquier persona. Clase media, alta, baja. A cualquiera", ha explicado Alonso.

Pese a todo, tiene claro que quiere seguir ayudando a otras mujeres. "La Vanesa mediadora le diría a la Vanesa agredida que esté tranquila, que todo es un proceso. De aquí se sale. Quiero seguir siendo mediadora y hacerlo a corto plazo. Tenemos muchas ideas para hacer y voy a seguir acompañando a todas esas mujeres y a ayudarlas", ha afirmado.

También ha lanzado una advertencia clara sobre las carencias del sistema: "Está fallando. No funciona. No se puede vivir así. Hay que preparar a más gente para luchar contra esto. Hay que formar a más personal. Policías, trabajadores sociales, custodios... No puede ser que en Vigo haya policías custodios que lleven a cien mujeres. Es imposible, inviable. Una de ellas llama y ese policía estará en otra emergencia", ha finalizado la mediadora.