La joya oculta de la España vaciada que no tiene nada que envidiarle a los grandes destinos turísticos: "Nadie lo conoce"

Madrid

España es uno de los países más visitados del mundo desde hace ya varios años. Según recoge el último barómetro publicado por la Organización Mundial del Turismo (OMT), nuestra nación fue la segunda más visitada el planeta en 2024, solo por detrás de Francia. Mientras que el país galo recibió 89,4 millones de visitantes a lo largo de este último año, España se mantuvo en segunda posición de la lista con 83,7 millones. A pesar de que podamos llegar a pensar que España está trillada, especialmente las grandes ciudades, todavía hay un sinfín de rutas por explorar por todo el país.

Especialmente en la conocida como España vaciada, donde podemos encontrar algunas joyas que por el momento permanecen ocultas al turismo masivo. Así nos lo ha explicado el escritor Ramón J. Soria Breña en declaraciones a SER Aventureros, quien ha recorrido algunas de estas rutas para posteriormente hablar sobre ellas en el libro Sendas perdidas. Rutas y caminos poco transitados para perderse por la España olvidada: "Pensamos que España está trillada, pero la verdad es que en España hay muchos caminos que han dejado de recorrerse y no están señalizados".

El secreto del Alto Tajo

En una era en la que nos guiamos por Google Maps e Instagram, el autor de este libro nos invita a perdernos por el mapa para encontrar algunos de estos recovecos tan especiales: "En este libro he querido recorrer 20 de estas rutas para perderme por ellas y disfrutar de estos pequeños caminos". Mientras que algunas se utilizaban durante la guerra civil a modo de corredores humanitarios, otras situadas cerca de nuestra vecina Portugal se convertían en las vías idóneas para traficar con distintos productos. Sin embargo, han ido perdiendo protagonismo hasta el punto de que el mundo se ha olvidado de las mismas.

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En este libro, el autor dedica un libro a los gancheros del Alto Tajo. Hasta mediados del siglo XX, los gancheros se encargaban de bajar la madera que se talaba en los montes del Alto Tajo río abajo a través de las distintas corrientes fluviales. Con el paso del tiempo, y la popularización del transporte por carretera y el ferrocarril, el oficio llegaba a su fin y la ruta quedaba completamente desierta. También los pueblos adyacentes, como Ocentejo, donde a día de hoy apenas quedan cinco habitantes. No obstante, guarda un gran secreto en su interior.

Un tesoro por descubrir

Así lo cuenta el escritor, quien reconoce que es un enclave turístico perfecto para este verano: "Si vamos por este pueblo tanto hacia arriba como hacia abajo, nos vamos a encontrar un río que mantiene un bosque de ribera impoluto". Un tesoro oculto en el que destaca un río de agua fría y turquesa, idóneo para el bochorno veraniego: "Yo reivindico que la gente vaya a visitar este Alto Tajo. Siendo más arrogante, me gustaría que la gente se aprovechara del río y que no lo hicieran solo las hidroeléctricas".

Principalmente porque reúne las condiciones perfectas para un verano de 10: "Es un lugar muy fresquito. Yo recomiendo esta visita porque nadie lo conoce y parece un río sueco o noruego por la fuerza del agua y por los colores de la misma".