La realidad escondida tras el trabajo de los sherpas: "Son poco reconocidos por no decir nada"

En el programa Ser Aventureros, Antonio Ponseti y José Luis Angulo reflexionaron sobre el papel de los sherpas en las expediciones a partir del libro Más cerca de mi padre. El viaje de un sherpa a la cima del Everst, de Jamling Tenzing Norgay, hijo del legendario Tenzing Norgay Sherpa, quien junto a Edmund Hillary fue el primero en alcanzar la cima del Everest en 1953.

En esta obra, Jamling narra su propia experiencia escalando el Everest en 1996, durante la trágica temporada conocida como 'el año del desastre', y entrelaza su historia personal con la de su padre y la de todo un pueblo que ha vivido a la sombra de la montaña

Ambos periodistas reflexionaron sobre la vida de los sherpas, esos trabajadores esenciales del Himalaya que, generación tras generación, han acompañado a miles de montañistas hasta la cima del Everest, muchas veces sin recibir el reconocimiento que merecen.

"Me fascina lo que cuenta el libro, cómo para los padres de los sherpas actuales, el objetivo era que sus hijos no tuvieran que vivir de la montaña", explica Ponseti. "Por lo salvaje que era la montaña", añade José Luis Angulo, subrayando "la dureza de un entorno que para muchos occidentales representa aventura, pero que para los sherpas es sinónimo de supervivencia".

Ponseti, comenta que la montaña no significa lo mismo para todos. "Para nosotros, subir al Everest es un reto, algo maravilloso, pero para ellos, es un trabajo descomunal", insistió Ponseti. "Me recordó a la España de hace unas décadas, cuando las familias intentaban que sus hijos no trabajaran en el campo, buscando profesiones más seguras y mejor valoradas".

La conversación también abordó la falta de visibilidad y reconocimiento que sufren los sherpas, incluso aquellos que no solo cargan equipo, sino que escalan junto a los clientes. "Son poco reconocidos, por no decir nada", lamentó Angulo. "Sí, se les paga más, se les deja el equipo, pero siguen siendo invisibles para la mayoría del mundo".

A pesar de que una o dos expediciones al año pueden permitirles mantener a sus familias, el precio que pagan es altísimo. "Los riesgos que asumen son tremendos", advirtió Angulo. "Y lo más grave es que muchas veces los clientes no entienden que no es el momento, que no tienen la preparación, y aun así les exigen a los sherpas que tiren, que suban, que sigan".

Las imágenes de largas colas en la cima del Everest se han vuelto virales en los últimos años, pero pocas veces se habla de quién hace posible que esas personas lleguen allí. "Hay una presión brutal sobre los sherpas. No solo cargan con el peso físico, sino también con la responsabilidad de que otros cumplan su sueño, aunque eso implique poner en riesgo su propia vida", añadió Angulo.

El libro Más cerca de mi padre. El viaje de un sherpa a la cima del Everst no solo narra una historia personal, sino que abre la puerta a una reflexión más amplia sobre desigualdad, sacrificio y dignidad. Y la conversación entre Ponseti y Angulo sirvió para recordarlo: detrás de cada foto en la cima del mundo, hay un sherpa que probablemente no aparece en ella.

"Es un trabajo descomunal, repetía Angulo, con la convicción de quien conoce bien el terreno y a sus protagonistas. Y es hora de que el mundo también lo reconozca".