Manuel Campo Vidal se obsesionó con la carrera espacial y creó un "problemón" en su pueblo: "Hizo daño a mi hermano"
El estallido fue tan potente que alarmó a todo el pueblo: la Guardia Civil llegó a pensar que se trataba de una explosión de una mina

Manuel Campo Vidal se obsesionó con la carrera espacial y creó un "problemón" en su pueblo: "Hizo daño a mi hermano"
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Durante su intervención en el programa Por el principio, de la Cadena SER, el periodista Manuel Campo Vidal relató una anécdota de su infancia que tuvo lugar en el pueblo donde pasaba los veranos con sus abuelos. Aquel episodio, que comenzó como un juego inspirado por la carrera espacial de los años 60, terminó en una explosión que provocó un susto generalizado.
"Nosotros nunca perdimos el vínculo con el pueblo", comenzó diciendo. "Yo iba todos los veranos a pasar las vacaciones con mis abuelos". Mientras él volvía año tras año a ese paisaje de infancia, su hermano Luis pasaba más tiempo en Lérida, con una tía. "Tuve una infancia y unos veranos muy felices", añadió. "Había mucha libertad. Los mayores trabajaban y tú te buscabas la vida con los amigos y primos del pueblo", explicó.
El entusiasmo por el espacio los llevó a experimentar por su cuenta. "Nosotros, que ya íbamos por cuarto y estudiábamos física y química, dijimos: 'pues tenemos que tirar un cohete, ¿no?'".
Y lo hicieron. O al menos lo intentaron. "Allí construimos un cohete. Queríamos tirar un gato, que pobre, se salvó, porque la primera vez nos explotó en la cara y le hizo incluso daño a mi hermano…", confesó entre risas. "Porque nuestra voluntad era que el cohete subiera, subiera… y provocó una explosión y un problemón en el pueblo".
Tan serio fue el estruendo que causaron, que "la Guardia Civil creía que había estallado una mina". Según relató, "fue un susto muy grande, los vecinos salieron corriendo pensando que había pasado algo grave en el campo". La operación casera había sido meticulosamente planeada: "Enviamos por el coche de línea a comprar azufre a Lérida, que es el lugar más cercano; machacamos carbón, luego con potasa hicimos la composición de la pólvora para que aquello subiera".
A pesar del entusiasmo, el fallo fue técnico y, al parecer, previsible. "Según mi amigo José Antonio Cayenén, nos equivocamos en hacer los agujeritos de salida —los reactores, que llamamos con mucha ilusión— demasiado pequeños. Y por eso explotó".




