La sorprendente razón por la que Blasco Ibáñez rechazó entrar en la Real Academia Española
El escritor valenciano prefirió la resistencia política al reconocimiento institucional

La sorprendente razón por la que Blasco Ibáñez rechazó entrar en la Real Academia Española
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En plena década de 1920, Vicente Blasco Ibáñez no solo era un novelista de éxito internacional, sino también una figura política incómoda para el régimen español. Su rechazo a formar parte de la Real Academia Española no fue un gesto literario, sino una declaración política.
Todo comenzó en 1924, cuando Blasco Ibáñez publicó el folleto Una nación secuestrada, una dura crítica al régimen militar de Primo de Rivera. El texto tuvo un enorme impacto y provocó la reacción inmediata del dictador, que intentó iniciar un proceso legal por injurias al rey Alfonso XIII. Sin embargo, el escándalo público fue tal que el gobierno acabó retirando la querella. Lejos de amedrentarse, Blasco Ibáñez redobló su ofensiva con nuevas publicaciones como Por España y contra el rey y Alfonso XIII desenmascarado.
En ese contexto de enfrentamiento abierto con la monarquía y la dictadura, el escritor fundó y financió la revista España con honra, que se convirtió en el órgano de expresión de la oposición exiliada. Fue entonces cuando se le ofreció un sillón en la Real Academia Española, una institución que, en aquel momento, Blasco Ibáñez consideraba alineada con el poder que él combatía.
Su respuesta fue clara, ya que rechazó la candidatura como acto de coherencia política. Para él, aceptar el ingreso en la Academia habría sido una forma de legitimación del régimen que perseguía a los intelectuales críticos y censuraba la libertad de expresión. Su negativa fue un gesto de protesta, una forma de reafirmar su compromiso con la democracia y la justicia social.
La reacción del poder no se hizo esperar. La prensa afín al régimen lanzó una campaña de desprestigio contra él, y el Ayuntamiento de Valencia, ciudad natal del escritor, del que fueron excluidos sus partidarios, ordenó retirar la placa con su nombre de la plaza que lo homenajeaba.
Su rechazo a la Real Academia Española fue un acto de resistencia frente a un sistema que, en su opinión, había secuestrado la dignidad de una nación.




