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Noemi Burriel, de Abanicos Burriel: “el abanico es un objeto útil y un complemento”

Con la vuelta del calor toca sacar la herramienta más simple para combatirlo

El abanico no pasa de moda, como la lasaña

Llega el verano y un complemento que no puede faltar al salir de casa es el abanico. Ya sea sentada en una terraza o caminando por la calle es mucha la gente usándolo en un intento de huir del calor. Un objeto arraigado en la cultura española y que no puede faltar en la fotografía veraniega del país. Su origen es complicado de precisar, pero se considera que sea casi tan antiguo como el aire que agita.

Dentro de España existe una tradición de fabricación de abanicos con más de 5 siglos de historia en la comarca valenciana. El pueblo de Aldaia es conocido popularmente como la “cuna del abanico” y sigue siendo el centro actual de los talleres artesanales de este objeto. Noemi Burriel, junto a su padre y su tío, conforman la empresa familiar Abanicos Burriel. “Llevamos desde 1964 abiertos. El año pasado hicimos 60 años coincidiendo con la DANA”, explica Noemi en el programa A Vivir.

Su abuelo, Salvador Burriel, fue quién fundó el negocio junto con su mujer Pilar Castellano. Ahora son sus hijos Javier y Daniel quiénes dirigen todas sus actividades. Desde la fábrica con sede en Aldaia hasta la tienda en Valencia. “Nosotros somos un negocio pequeño y vendíamos al por mayor. A raíz del COVID-19 montamos más tiendas, vendimos nosotros por Internet, y gracias ahí hemos ido creciendo año a año”, comenta, “la gente, aunque no lo parezca, valora la artesanía”.

El proceso de fabricación es desde cero. Noemi explica que ellos se encargan de comprar la madera, cortar los tablones, lijarlos, pulirlos y pintarlos. Un procedimiento puramente artesanal, en el que ella lleva formando parte desde hace 4 o 5 años. Se ha criado entre abanicos y ha querido continuar con la tradición familiar.

En su catálogo no solo pintan los típicos diseños de flores o cuadros, sino que también aceptan diseños personalizados a partir de una imagen: “hay veces que te envían cuatro píxeles y te toca ponerle mucha imaginación. Por lo general, hemos hecho retratos, mascotas...”.

La fábrica de Abanicos Burriel se encuentra en Aldaia, uno de los pueblos más afectados por la pasada DANA. Al igual que muchos otros negocios, el de la familia Burriel ha visto como las lluvias destrozaron su mercancía: “Nosotros habíamos hecho un stock para las ventas del año e ir más liberados, pero entró el agua y se lo llevó todo. Ahora nos ha tocado empezar de cero”.

Con más de 3.000 años de historia, el abanico sigue brillando por su simpleza en un mundo cada vez más automático. Y con negocios artesanales como el de Noemi Burriel y su familia se puede seguir disfrutando de un objeto de la cultura española que te salva en un día de mucho calor.

Sandra Mena

Su pasión por la radio comenzó con su paso por...