Selecciona tu emisora

Ir a la emisora
PerfilDesconecta
Buscar noticias o podcast

Mega-incendios, los hijos del cambio climático

Son "más fuertes, veloces e imprevisibles". Dos expertas nos explican qué son (y qué no son) los "incendios de sexta generación"

El incendio forestal de Paüls (Tarragona) / Agents Rurals (EFE)

El incendio forestal de Paüls (Tarragona)

El término no es nuevo y probablemente nació con los incendios de Chile y Portugal de 2017. "Sólo es una etiqueta que simplifica las cosas y nos da un lenguaje estándar que entendamos todos", explica Cristina Montiel, catedrática de Análisis Geográfico y experta en gestión Forestal en la Complutense de Madrid, para luego darnos la definición más concreta que puede: "Aunque un fuego es un fenómeno muy complejo y en el que influyen muchos factores, los mega-incendios son aquellos que, por su intensidad, quedan fuera de control de la capacidad actual de los sistemas de extinción".

Más información

La experta, en una sesión informativa organizada por Science media center España, explica, en primer lugar, qué son las seis generaciones distintas de incendios:

  • Primera: caracterizados por grandes cantidades de material combustible continuo.
  • Segunda: incendios con más velocidad de propagación debido a la acumulación de combustible a lo largo de los años.
  • Tercera: incendios con más intensidad en su frente
  • Cuarta: Empiezan a afectar a zonas urbanas y forestales cercanas
  • Quinta: incendios con varios frentes simultáneos muy potentes.
  • Sexta: fuegos más veloces y "tormentas de fuego" a través de columnas de pirocúmulos.

La experta aclara: "Esto no significa que ya no haya incendios de primera o segunda generación". No es una sucesión de generaciones. No sería correcto hablar de generaciones como "eras en el tiempo". De hecho, señala, "varias generaciones de estas se están manifestando a la vez" creando fuegos muy peligrosos y que generan mucha vulnerabilidad a personas y espacios.

Sea como sea, la realidad que los mega-incendios, desgraciadamente, es que "son mucho más habituales que antes, amplificados por los efectos del cambio climático", dice.

Ese es el quid de la cuestión: "Aunque muchos niegan el cambio climático, es muy evidente que está influyendo en estos mega-incendios creando dinámicas nuevas -calor, sequía, falta de humedad- que los hacen más fuertes". Es, en su opinión, "el principal vector, el principal causante" de estos incendios, aunque no el único.

Más información

A su lado, en esta sesión informativa, está Mariona Borràs, ingeniera de montes y responsable del área de Base social y Comunidad de la Fundació Pau Costa. Explica que "no estamos en una nueva etapa, pero los incendios de quinta y sexta generación sí son una evolución de los incendios que hemos ido gestionando a lo largo del tiempo", explica

Juntas, nos ha explicado a un grupo de periodistas en qué consisten estas "tormentas de fuego". Estas son algunas notas del encuentro organizado por el Science Media center España.

Generan su propia "atmósfera"

Se lee muy frecuentemente la expresión de que son "capaces de generar su propio clima". Sin embargo, esta expresión no es correcta. Montiel explica que "el clima es algo que se mide, como mínimo, en 30 años".

Lo que sí generan los megaincendios, explica la experta, son su propia "atmósfera". Es decir, generan, en la zona donde se producen, una meteorológía particulas a su alrededor. Lo hacen, por ejemplo, a través de columnas convectivas, chorros de aire caliente y frio que se mueven arriba y abajo, muy grandes.

Los "pirocúmulos" -nubes en forma de columnas de fuego y humo- han llegado a medir más de 14 kilómetros de alto, acompañados de vientos que mueven particulas incandescentes y hacen que las llamas se puedan trasladar a otros puntos lejanos a gran velocidad.

Este tipo de comportamiento "rompe todos los esquemas tradicionales de extinción" y hace que el incendio sea una amenaza mayor.

La velocidad de propagación es mucho mayor

Pueden avanzar saltando cortafuegos, ríos, carreteras e incluso autopistas. En Portugal, en 2017, el fuego de Pedrógão Grande arrasó más de 4.000 hectáreas en pocas horas y provocó la muerte de decenas de personas que no pudieron escapar por una carretera atrapada entre dos frentes de llamas. En España, el incendio de Sierra de la Culebra (Zamora, 2022) calcinó más de 30.000 hectáreas en menos de 48 horas, obligando a evacuar pueblos enteros y provocando el corte de la línea de alta velocidad. Con esta intensidad los fuegos no solo destruyen el medio forestal sino que afectan, con más frecuencia, a viviendas.

Son imposibles de combatir directamente durante sus fases más intensas

Generan temperaturas cercanas a los 1.000 °C y frentes de llama que alcanzan los 30 metros de altura. El incendio de Sierra Bermeja (Málaga, 2021) dejó al descubierto las limitaciones de los más de 500 efectivos y medios aéreos desplegados porque, a pesar de sus esfuerzos, solo pudo ser contenido parcialmente con la llegada de lluvias. En muchos momentos, los bomberos se vieron obligados a retirarse por el calor insoportable y la intensidad de las ráfagas de viento, provocadas por el propio incendio. En contextos así, los expertos dicen que la estrategia deja de ser extinguir el incendio para ser "defensa de vidas humanas y de estructuras clave".

El fuego tiene un comportamiento errático

Se producen re-encendidos repentinos, saltos de fuego a través de partículas que son arrastradas por el viento, y la formación de torbellinos de fuego que pueden generar focos a varios kilómetros. En la Ribera d’Ebre (Tarragona, 2019), el fuego saltó barreras naturales y cortafuegos en minutos, reavivado por estos remolinos y por una vegetación muy seca. Este patrón se ha repetido en los fuegos en el estado norte americano de California y en los recientes mega-incendios de Alberta, en Canadá, en 2023.

Ponen en riesgo zonas que antes se consideraban seguras

Están en peligro urbanizaciones rurales -como ha ocurrido en Cataluña -áreas agrícolas- como en el incendio de Zamora- o polígonos industriales y -sobre todo- parques naturales protegidos. En Lleida, el incendio de julio arrasó una finca agrícola con animales, dejando dos víctimas mortales. En Sierra Bermeja, Málaga, las llamas se acercaron a núcleos turísticos de Estepona, obligando a evacuar hoteles y viviendas. Los expertos coinciden en que el límite urbano-forestal se ha vuelto especialmente vulnerable.

El calentamiento global empeora su comportamiento

"El cambio climático es su principal vector", explican las expertas, "aunque no es el único". Es cierto que estos mega-incendios se dan en contextos de olas de calor extremas, humedad relativa por debajo del 20 %, vientos secos e inestables y acumulación de combustible por falta de gestión forestal. En el incendio de Torrefeta, la temperatura ambiente superaba los 42 °C, el terreno acumulaba años de biomasa sin limpiar, y la humedad del aire apenas alcanzaba el 15 %, creando el “cóctel perfecto".

La intervención aérea se vuelve limitada o inútil

Las columnas de humo, el calor que irradia el incendio y las turbulencias que provoca el "clima propio" del fuego impiden operar a helicópteros y aviones cisterna. En el incendio de Ateca (Zaragoza, 2022), los medios aéreos no pudieron actuar durante las primeras 36 horas, lo que permitió que el fuego alcanzara 14.000 hectáreas. La imagen de un avión lanzando agua sobre un mega-incendio empieza a ser, en algunos casos, un signo de impotencia.

La variedad de focos activos complica enormemente la gestión de la emergencia

Antes un incendio tenía uno dos o tres frentes que se podían vigilar y prever pero ahora son muchos más y se mueven de forma caótica debido a los efectos de la "atmósfera propia" que genera el fuego.

La gestión de recursos de extinción es cada vez más difícil y peligrosa: hay que coordinar múltiples cuerpos de emergencia, tomar decisiones en tiempo real con escasa información y priorizar lo urgente que, cambia constantemente.

Son el síntoma más visible de la crisis ecológica

El problema no es solo el fuego y por eso Cristina Montiel habla de "la necesidad de que haya una corresponsabilidad de todas las administraciones y usuarios".

El terreno donde suelen ocurrir es una mezcla de abandono rural, pérdida de biodiversidad, y -sobre todo- de una suma de efectos del cambio climático. Las temperaturas más altas, las olas de calor, el dato más bajo de precipitaciones y una mayor extensión de terreno afectado por la sequía son factores que, sumados, colocan a España como uno de los países más afectados por esta tendencia en Europa.

Javier Ruiz Martínez

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 

Directo

  • Cadena SER

  •  
Últimos programas

Estas escuchando

Hora 14
Crónica 24/7

1x24: Ser o no Ser

23/08/2024 - 01:38:13

Ir al podcast

Noticias en 3′

  •  
Noticias en 3′
Últimos programas

Otros episodios

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Tu audio se ha acabado.
Te redirigiremos al directo.

5 "

Compartir