Siete países del espacio Schengen justifican los controles fronterizos por la presión migratoria y la vinculan con el terrorismo

Las andanadas de VOX contra los inmigrantes en España no son sólo parte del argumentario de la extrema derecha europea, sino que conforman un relato cada vez más habitual en los mensajes políticos de distintos países, incluidos algunos donde no gobiernan los ultras.

De hecho, la extrema derecha española no sólo une su mensaje xenófobo al de otros grupos ultras como los que gobiernan Hungría o Italia, sino que casa con las decisiones tomadas por gobiernos como el que lideraba el socialdemócrata Scholz en Alemania o Macron en Francia.

Y la principal prueba de ello la encontramos en las restricciones vigentes en este momento en varios países de la zona Schengen, que controlan temporalmente la libre circulación fronteriza amparándose en la presión migratoria.

Diez países del espacio Schengen tienen restricciones vigentes, la mayoría van a seguir presentes como mínimo hasta el próximo otoño, y siete de ellos culpan de forma explícita a la inmigración como motivo para justificar los controles fronterizos ante las instituciones europeas.

Y es ahí donde reside la clave de esos argumentos: estos países necesitan presentar motivos demostrables ante la Comisión Europea para estos controles, son motivos que son públicos y a los que, hasta el momento, el gobierno de Von der Leyen no ha puesto pega alguna. Es cierto que la Comisión no puede impedir que un país tome esta decisión, pero sí que puede opinar sobre los argumentos y duración de estas restricciones.

Mensaje contra los inmigrantes en toda Europa

El último en sumarse a la lista ha sido Polonia, donde desde esta semana hay controles en las fronteras con Alemania y Lituania. En su exposición de motivos, Varsovia habla de una "presión migratoria constante".

Otros países directamente vinculan los flujos migratorios con el riesgo de que con ellos vengan terroristas. Es el motivo por el que hay controles en Eslovenia, gobernada por el centro-derecha, o Italia, donde el poder lo ostenta la extrema derecha. También Francia, con gobierno centrista-liberal, hace referencia en sus argumentos al "riesgo de infiltración de individuos radicalizados".

Países Bajos, Alemania y Austria hablan de un aumento de la migración irregular que pone al límite, argumentan, sus sistemas de asilo.

Sólo hay tres excepciones a estos posicionamientos: Dinamarca, Noruega y Suecia. Los daneses justifican los controles por la influencia de Rusia o los potenciales ataques contra objetivos judíos en el país, Noruega sólo hace referencia a Rusia y Suecia habla en general del riesgo del terrorismo y el crimen organizado.

Política para acelerar las expulsiones

Unos países se han alimentado a otros, como ha sucedido con Polonia, que argumenta que ha introducido controles porque los establecidos en Alemania han conllevado un aumento de solicitantes de asilo en su territorio.

Se debe priorizar en todo caso el retorno voluntario y los inmigrantes tienen derecho a recurrir ante los tribunales, a asistencia legal gratuita, a un retorno seguro y a la protección especial de menores, víctimas de trata o personas enfermas.

El nuevo Pacto de Migración y Asilo aprobado el pasado año ha endurecido la política migratoria para acelerar las expulsiones y los retornos voluntarios. Además, la Comisión persigue adoptar el modelo impulsado por el gobierno de la ultraderechista Meloni en Italia por el que un solicitante de asilo pueda ser enviado a un tercer país aunque no tenga vínculos con ese Estado.