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Julia Wertz: "Si la gente supiera cuántos tipos de cáncer provoca el alcohol, se replantearía ese mecanismo de supervivencia"

'Los incorregibles' es la historia de cómo la dibujante dejó de beber en Nueva York. Una novela gráfica de superación que reflexiona sobre las causas y consecuencias del alcoholismo en la sociedad

Julia Wertz: "Si la gente supiera cuántos tipos de cáncer provoca el alcohol, se replantearía ese mecanismo de supervivencia"

Julia Wertz: "Si la gente supiera cuántos tipos de cáncer provoca el alcohol, se replantearía ese mecanismo de supervivencia"

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Julia Wertz (San Francisco, 42 años) es dibujante, exploradora urbana y baladrona, como le gusta definirse. La exploración urbana consiste, nos explica, en encontrar edificios abandonados y entrar en ellos con la esperanza de que no te pillen. Dice que no lo ha hecho durante su estancia en Madrid, "porque tengo entendido que aquí las multas por entrar sin autorización son muy elevadas. Además de que soy madre y procuro ser más cautelosa con esas cosas", cuenta.

Es la segunda vez que la historietista visita España, estuvo en Barcelona hace una década. "Creo que es mi país europeo favorito, -confiesa- porque todo el mundo es muy amable y es fácil moverse por él. Me gusta Francia porque allí les gustan mucho los cómics, pero los franceses son muy maleducados. Así que soy muy tímida cuando estoy en Francia. Lo siento, Francia, os quiero, pero me resulta más difícil estar allí. Así que este es mi país favorito. Estoy más cómoda aquí".

Julia Wertz

Julia Wertz / Cedida por la autora

Julia Wertz

Julia Wertz / Cedida por la autora

Madrid también es una ciudad de barrios, bloques y basura, que es como se titula su anterior trabajo. ¿Tiene la sensación de que todas las grandes urbes se parecen cada vez más? y ¿cómo conecta usted con los espacios en los que convive?

Hasta cierto punto, las ciudades comienzan a parecerse, sobre todo si viajas mucho, una ciudad es la misma ciudad que otra ciudad. Pero si aprendes un poco sobre la historia de esos lugares, o si realmente empiezas a conocerla, te fijas en los detalles arquitectónicos y entonces ves grandes diferencias. Por eso creo que es importante conocer la historia. Lamentablemente, no aprendí mucho antes de venir aquí porque en los Estados Unidos estoy muy ocupada aprendiendo cómo volver a aprender la historia estadounidense, que es algo que tiene que ver con la situación política actual. Pero no me gusta cuando la gente dice que si has estado en una ciudad, has estado en todas, porque creo que eso significa que no estás observando bien tu entorno. Piensas que los edificios son todos iguales y no es cierto.

Los incorregibles es la historia "de cómo dejé de beber en Nueva York". Comienza el día que cumplió 30 años y tuvo un accidente de coche en la selva de la Isla de Vieques, en Puerto Rico, y a partir de ahí es un viaje al pasado, a sus recuerdos. Y Sweet Pea, de Tommy Roe, sonaba el día que se pilló su primera borrachera. Al menos eso nos cuenta en la novela, no sé si es todo real, si ha tenido que ficcionar o inventar algunos recuerdos, bien por falta de memoria o por lo que sea. En cualquier caso, ¿qué sensaciones tiene una cuando escucha algunas canciones que han marcado momentos clave de su vida?

Oh, me has pillado. Esa era la canción que sonaba y todo en el libro es cierto. Lo único que he cambiado es que a veces condenso el tiempo y las conversaciones, porque no puedo hacer una novela gráfica de cinco mil páginas. Pero todos los hechos son reales y siempre que hay un detalle específico, como una canción o un libro, es cierto porque me he centrado en los detalles. Pero sí, entiendo que la memoria es deficiente y todos nos contamos nuestra propia historia, la que nos gustaría, aparentando haber sido mejores de lo que fuimos en la vida real, porque tenemos un sesgo egoísta. Pero he intentado hacerlo con la mayor precisión posible. He cometido muchos errores e intento incluirlos también. Y es interesante escucharlo, especialmente con música, porque te hace volver a ese momento. Así que es divertido escuchar esta canción.

Cubierta de 'Los incorregibles', de Julia Wertz

Cubierta de 'Los incorregibles', de Julia Wertz / Errata Naturae

Cubierta de 'Los incorregibles', de Julia Wertz

Cubierta de 'Los incorregibles', de Julia Wertz / Errata Naturae

Los incorregibles es un recorrido por sus recuerdos y vivencias, éxitos y fracasos, avances y vueltas a la casilla de salida. Esta fue su primera borrachera, pero después de este viaje terapéutico, ¿tiene claro qué le llevó a beber?

Um, sí y no. Creo que el alcoholismo es una mezcla de genética y ambiente. Hay muchas cosas que no he reflejado en el libro sobre mi infancia. Y lo hice a propósito, porque quería que el lector pudiera proyectarse en la historia. Y pensé que si era demasiado específica sobre los acontecimientos, le alejaría de su historia. Y el punto central del libro es que no es una historia descabellada y alocada en la que estrello coches y me pregunto cómo he llegado a estrellar un coche. Eso es una trampa en el libro. Quiero que la gente piense que estaba bebiendo cuando choqué el coche y que luego lean el libro y descubran que choqué un coche completamente sobria. No es una historia alocada como las que se leen en muchos libros de recuperación. Quería que la gente pudiera verse realmente a sí misma en esta historia, porque las historias de recuperación de muchas personas son muy aburridas, no son emocionantes, no son lo que lees en los libros. No son tan lineales, no es pasar por una época horrible hasta que te quedas sobrio y todo va bien, eso no es así para mucha gente. Así que no quería entrar en detalles sobre mis propios problemas, no creo que sea necesariamente importante compartir esa información para ayudar a otras personas. Simplemente quería mostrarles a todos las medidas que tomé, las cosas que me ayudaron, cómo tener buenos amigos y conocer gente nueva en el programa de desintoxicación. Cómo salir de ese ciclo de recaídas, así que me incliné por eso en vez de dedicarme a contar algo personal.

¿Vivimos en la sociedad del tómate algo?, ¿tapamos nuestros problemas con química? Alcohol o pastillas para dormir, para afrontar el día, que también recoge en su novela. ¿Se ha normalizado demasiado el beber en la sociedad?

Absolutamente. Y creo que no es necesariamente nuestra culpa como humanos. Creo que la gente no entiende los mecanismos físicos de lo que significa tomar una copa al final del día. Si estás muy estresado todo el día, tus niveles de cortisol son altos, que es lo que pasa en tu cuerpo. Y cuando tomas una copa, se liberan endorfinas y eso te calma. Así que hay una reacción física al tomar alcohol, uno se siente bien. Y lo entiendo, yo echo de menos tener esa liberación inmediata, porque si no la tienes, tienes que entrenarte para dejar de lado tus malos sentimientos o encontrar otras cosas que hacer. Pero cuando vivimos en este mundo estresante, tiene sentido que liberemos endorfinas al final del día o en cualquier momento. Eso lo entiendo, pero lo malo es que vas a querer otra copa, liberas más cortisol y te vuelves a estresar. Es un círculo vicioso en tu cuerpo y en tu cerebro. Y creo que mucha gente no lo sabe, la investigación científica sobre lo que sucede cuando bebes es bastante reciente, no está tan difundida. Creo que si la gente entendiera realmente lo que ocurre y también cuántos tipos diferentes de cáncer puede causar el alcohol, entonces se replantearían sus mecanismos de supervivencia, porque para mí es un mecanismo de supervivencia. Es justo lo que digo en el libro, lo que hacía yo. Si tenía un buen día, a celebrarlo con una copa. Si tenía un mal día, bebía para sentirme mejor. Beber se ha convertido en lo que hay que hacer al final del día, como un mecanismo necesario para sobrellevar la situación, ya que no nos gusta, es incómodo sentirse mal. Yo soy una niña de los 80, no me criaron para hablar de estas cosas. Creo que las generaciones jóvenes de hoy hablan cada vez más de todo y eso es fantástico. Pero a mi generación se nos presionaba con salir adelante y sentirse bien, lo cual es una forma de vida muy tóxica. Y he tenido que desaprender eso. Y creo que mucha gente está aprendiendo a desentrañar eso ahora, aunque, al mismo tiempo, el mundo se vuelve cada vez más estresante. Es como un arma de doble filo y es difícil saber qué camino tomar.

¿Cree que el consumo de alcohol u otras adicciones es más acentuado en las mujeres, aunque no se hable de ello, como apunta en su libro? Por todas esas cargas invisibilizadas todavía que tienen que soportar. Y ¿se las juzga más si beben?

Sí, sí, seguro. Creo que está mejorando cuanta más gente habla de ello, pero estadísticamente, las mujeres beben más que nunca y, con frecuencia, también las mujeres beben más a medida que envejecen. Y no se ha hablado realmente de esto porque, históricamente, se ha considerado una enfermedad masculina. Ahora mismo vivo en una ciudad famosa por el vino. Y hay muchas mamás que están estresadas y que siempre dicen: reunámonos y bebamos vino rosado todo el día. Puaj, me produce una reacción física, pero es muy común eso de "la hora del vino para mamá". Y yo no puedo, es asqueroso, pero entiendo por qué pasa eso, y también entiendo que es tan malo como aceptado. Y para mucha gente esa hora del vino continúa en casa, porque sigues estresada, tienes hijos y todo lo demás. Es algo nuevo que en la última década las mujeres se abran y hablen sobre cómo se enfrentan a estas cosas, porque nos juzgan con un poco más de dureza, también porque suponen que vamos a tener hijos o que los tenemos o porque deberíamos estar haciendo las tareas del hogar o trabajando. Así que tenemos que esforzarnos más por ocultarlo y funcionar mejor.

Entre los muchos asuntos o síntomas que atraviesan la novela, está el de ser dibujante, la precariedad y la explotación laboral o adicción al trabajo. ¿Trabajamos demasiado? ¿Es más difícil desconectar cuando una hace un trabajo que le apasiona, como es su caso, y que encima puede trabajar desde casa, en cualquier momento del día?

Sí, trabajamos demasiado, sobre todo en Estados Unidos. Cada vez que visito algún lugar de Europa y tienen la tarde libre o llegan a casa a las cinco, pienso que es increíble. ¿Qué está pasando? ¿No trabajáis 10 horas al día? Para mí también, porque sí, trabajo desde casa y tengo un hijo de cinco años, así que lo llevo a la escuela, trabajo todo el día y luego lo recojo del colegio, lo llevo a casa y preparo la cena. Mi marido está ausente casi todo el día y llega tarde a casa. Así que trabajo a tiempo completo, me ocupo del cuidado de los niños, y no es culpa de mi marido, porque nadie vive cerca de su trabajo en Estados Unidos, así que él tiene que desplazarse. Creo que es un sistema fallido el de Estados Unidos. El trabajo es demasiado importante para la gente, lo cual es hipócrita que yo lo diga, porque el trabajo es lo más importante para mí. ¡No, mi familia es lo más importante! Menos mal que no van a escuchar esto. Pero sí, me encanta y mucho mi trabajo y es fácil trabajar demasiado. Pero estoy viendo a mucha gente a la que no le gusta su trabajo y sería terrible estar en su lugar, no sé qué se puede hacer, especialmente en Estados Unidos, donde todo es tan caro que es ridículo.

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz / Errata Naturae

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz / Errata Naturae

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz / Errata Naturae

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz / Errata Naturae

Cuando empezó a dibujar, ¿todos pensaban que eran cómics ridículos, una coña que no iba a ninguna parte? ¿Qué le dicen ahora aquellos?

Aquí me dirijo directamente a mi madre, que dijo que eran ridículos, sí. Pero no los culpo. Titulé esos cómics Fiesta de pedos, en fin, tenía poco más de 20 años, pensaba que estaba haciendo esos cómics para mí y para mis amigos, los dibujaba en el reverso de los tickets en la cafetería en la que trabajaba o en los pedidos de comida en el restaurante en el que trabajé. Eran cómics estúpidos. Lo eran, pero a ver, me gustan en retrospectiva. Son muy tontos y subí algunos a Internet, porque pensé que así podía enviar el enlace por correo electrónico a mis amigos. Era lo único que podíamos hacer, Internet aún estaba en sus inicios por aquel entonces, no podía imaginarme que acabaría siendo una profesión y que formaría parte de mi futuro. Si lo hubiera sabido, tal vez no los habría llamado Fiesta de pedos, que fue una broma espontánea que hice.

¿Cuáles son las limitaciones de una industria paupérrima, que también escribe en el libro? ¿Cuáles son las limitaciones del cómic de la ilustración de la novela gráfica?

Sí, el cómic es una industria extremadamente difícil porque, aunque tengas éxito, a menudo trabajas por menos del salario mínimo, por el tiempo que lleva hacer una novela gráfica. Soy alguien que se considera exitosa en esa profesión, pero si hicieras los cálculos de lo que eso significa, es completamente insostenible. Tienes que contar con la manutención de tu cónyuge o de la familia. Yo tengo manutención conyugal. Cuando no tenía esta ayuda, que fue mientras hacía mi carrera en Nueva York, solo pude hacerlo porque vivía en un sótano muy barato e ilegal, no tenía coche y mis gastos eran extremadamente bajos. Y parece que es posible vivir sola en Nueva York, pero si realmente echas cuentas, no es vivir a lo grande. Ahora puedo tener una casa, una familia y un trabajo porque ahora estoy casada. Y me gustaría que no fuera así, que pudiera ser autosuficiente, pero en la industria del cómic, tan especializada, es imposible. No importa lo bien que te vaya, si solo haces cómics, no estás ganando mucho dinero. Tienes que dedicarte a la televisión, a la ilustración o hacer otras cosas si quieres ganarte la vida de forma sostenible.

Página de 'Los incorregibles', de Julia Wertz

Página de 'Los incorregibles', de Julia Wertz / Errata Naturae

Página de 'Los incorregibles', de Julia Wertz

Página de 'Los incorregibles', de Julia Wertz / Errata Naturae

Julia vive en un sótano en Manhattan, una vivienda ilegal. Nos decía el escritor Michael Cunningham hace unos meses que el precio de la vivienda está expulsando de NY a los jóvenes en general y a los artistas en particular. Músicos, poetas... usted también recoge todos los que se van de Nueva York, incluso a otro estado o localidades pequeñas. ¿Cómo está transformando este éxodo a la ciudad?

Esta es la historia de todas las grandes ciudades. Es algo que pasa una y otra vez en todas ellas. En el centro de Manhattan hubo muchos artistas en los años sesenta, setenta y hasta los noventa. Luego se fueron a Brooklyn, los precios subieron y se fueron más lejos, a Queens. Y esa es la historia de toda ciudad: los artistas llegan y traen cultura, pero también impulsan otra cultura, porque tenemos que reconocer que los artistas son parte de la gentrificación. Yo me mudé al barrio polaco y eso significa que sustituí a otro vecino del barrio que ya no vive allí. Así que formé parte de eso. Pero sí, los ricos desplazan a los artistas y los artistas se alejan cada vez más. Y la ciudad comienza a ser solo accesible para la gente adinerada. Y ahí es cuando pierdes mucho arte y cultura. Pero eso no significa que haya desaparecido por completo. Siempre hay gente que se queda, a la que le gusta resistir, y no quiero ignorar a esas personas. Yo vivía en San Francisco, que ahora es completamente inasequible para cualquier artista, y no puedo decir que todos los artistas se fueron porque me fui yo. Todavía hay muchos dibujantes de cómic allí, que apenas resisten. Creo que los artistas simplemente se mueven, se mudan a donde pueden pagar y ayudan a dar forma a esa ciudad o gentrifican esa ciudad, lo cual tampoco es genial, pero seguiremos moviéndonos. Y las ciudades no tienen una economía sostenida, tienen altibajos y esperaremos a que bajen para volver a vivir en la ciudad.

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Hace usted un recorrido por diferentes grupos de terapia, ¿es complicado dar con el grupo o el terapeuta adecuado?, ¿cuesta no rendirse hasta dar con el tuyo? Y escribir y dibujar todo esto le ha servido de terapia también? Podríamos decir que es un libro de autoayuda al final?

Sí, creo que sí. Me ayudó un poco. Cuando iba a los diferentes grupos de Nueva York, era una excusa para visitar diferentes espacios de Nueva York, porque puedes ir a todo tipo de reuniones en cualquier lugar. La primera vez que probé un grupo de terapia no funcionó y lo muestro en el libro, sobre todo, porque hay personas obligadas por la justicia a asistir a estas clases y estaban muy cabreadas. Así que me di cuenta, gracias a Dios, de que no quería llegar al punto en el que un tribunal me obligase a acudir a estos grupos. Y nunca me sentí realmente cómoda en las reuniones en las que participaban personas como yo, que eran jóvenes blancos de veintitantos años, porque me sentía muy cohibida. Al final, lo que me gustó mucho fue esa reunión con un grupo de viejos drogadictos de Tom's Square Park, porque no les importaba en absoluto. Solo decían locuras y pensé: aquí me siento cómoda escuchando, a estas personas no les importa un bledo lo que hago ni lo que digo. Y con respecto al libro, primero hice unas cien páginas sobre las recaídas que tuve yendo a esos grupos. Se lo presenté a una editorial de cómics y les dije: ¿qué opinas? Y me dijeron: "bueno, ¿qué pasa?, ¿qué está pasando, adónde va? ¿Tu personaje no deja de recaer?". Claro, por aquel entonces yo seguía bebiendo. Así que tuve que dejarlo de lado, desintoxicarme y no volví a retomar el cómic hasta diez años después. Tuve que estar alejada de los cómics para poder vivir mi vida de verdad. Porque la frontera se difumina si haces todo al mismo tiempo. Puedo hacer cómics sobre mi vida siempre y cuando las cosas vayan bien. Pero si no van bien, necesito distanciarme. Sí creo que el libro ha sido como una terapia, porque consitía en mostrarme esos patrones repetitivos que estaba siguiendo y que no era capaz de ver de otra manera. Tenía una terapeuta, pero no era muy buena. Esto es una terapia para dibujar tus problemas, porque puedes sentarte, leerlo y decir: Es muy obvio lo que está pasando aquí, pero no sé por qué no puedo entenderlo sin ponerlo en papel.

Hay una página del libro que son todo bocadillos, diálogos en un grupo de terapia, y dice que no ha querido dibujar las caras por respeto a la privacidad de los integrantes del grupo. ¿Por qué no se las ha inventado?, ¿es más realista así?

Con ese grupo tuve la firme convicción de que ni siquiera debía intentar dibujar su cara. Más adelante, cuando dibujé a otro grupo, me he inventado las caras, nadie se parece a la persona real. Es que la mayoría de esas personas no estaban allí por su propia voluntad. No querían estar ahí. Como decía, un tribunal les ordenó estar allí y me pareció una falta de respeto ponerles cualquier tipo de cara, incluso si era inventada. Así que decidí eliminarlos por completo. Y creo que ha sido lo acertado, porque quería que la gente viera realmente lo que decían esas personas, porque era divertido, muy divertido, pero también muy real. Más de lo que creo que la gente quiere escuchar, hay algo muy real ahí y quería que el público se centrara en las palabras.

¿Qué papel ha desempeñado su hermano en este recorrido?, ¿cuáles son las personas que más le han ayudado o acompañado en este viaje?

Sí, mi hermano mayor aparece bastante en el libro. Sí, me ayudó, y cuando ambos vivíamos en San Francisco, él era drogadicto y yo lo ayudé. Y luego, cuando yo fui alcohólica en Nueva York, él me ayudó, así que se cruza mucho y sí, en él encontré un lugar muy seguro y protegido al que ir a buscar buenos consejos. Y ahora tengo que enseñarle el libro en el que estoy trabajando y las páginas en las que aparece, porque en los últimos años ha vuelto a tener sus propios problemas y ha dejado de tomar su medicación. Um, voy a decir algo que suena terrible. Él está bien. Pero estuvo tomando su medicación durante un año y la dejó. Lo atropelló un tren y perdió el brazo izquierdo y tres dedos de la mano derecha que le quedaba. Así que volvimos al momento en el que yo le ayudaba a él, pero también llegó la pandemia, yo acababa de tener un bebé... era demasiado. Él está bien, todos estamos bien y le va mucho mejor. Nuestras vidas se han enredado de esa manera. Estamos muy unidos, pero también ocurren cosas horribles constantemente. Ahora estamos en el otro lado. Y cuando trabajo en cosas sobre él, tengo que enseñárselo todo con antelación porque ahora es mucho más serio. Como si su historia no fuera mía para contarla. Así que cuando cuento mi versión de los hechos, no quiero ofenderlo, hacerle daño o decir demasiado. Le enseñé las páginas y ha dado el visto bueno a este nuevo libro en el que estoy trabajando. Y sobre las personas que más me han ayudado a lo largo del camino, tuve a mis dos mejores amigas, Sarah y Jennifer, que me ayudaron mucho. Sarah es una dibujante que ha estado ahí en mi vida durante... oh, Dios, dos décadas. A Jen la conocí mientras me recuperaba, y ambas eran mujeres muy seguras con las que podía hablar y también aprender a comunicarme a un nivel más profundo y de amistad. Y no solo hablar con ellas, sino dejar que hablen conmigo, escuchar lo que está pasando en sus vidas y trabajar juntas en ello. Y esa es una verdadera amistad. Y también mi madre, mi madre ha sido una persona maravillosa y estable en mi vida. Y me da pena todo lo que le he hecho pasar, pero es muy resistente y también es una de mis mejores amigas. Es la persona más consistente y maravillosa para mí.

Aquí hay una mezcla de sentimientos. Desde la ansiedad, a la culpa por no ver las señales de alarma, la frustración, la vergüenza o la soledad en esta sociedad hiperconectada. Es un cómic para cualquier lector, ¿cierto?

Espero que sí. Quería que la gente leyera el libro y sustituyera el alcohol por cualquier problema que tuvieran, por lo que, insisto, amplié la mirada y no me metí en mi historia personal, porque quería que fuera aplicable a cualquier cosa. Como ocurre con todas las personas que luchan contra la ansiedad o la depresión, que son muy similares. Y me planteé escribir una introducción al libro para explicárselo a la gente, pero al final decidí dejar que la gente se sumergiera en esta historia con esa esperanza, no quería influir en mi lector. No me gusta decirles haz esto. Todos son lo suficientemente inteligentes como para descubrirlo por sí mismos. Y creo que ha sido un éxito. He escuchado a algunas personas decir: «Oh, lucho contra un trastorno alimentario o una depresión y he podido identificarme con el libro a ese nivel». Así que eso era lo que esperaba y es lo que espero que siga sucediendo con el libro.

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz / Errata Naturae

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz

Páginas de 'Los incorregibles', de Julia Wertz / Errata Naturae

¿Ha estado tentada de dibujar a Julia teniendo la regla? ¿Hace falta abordar más el periodo en las series, películas y en los cómics también?

¿No me he dibujado a mí misma teniendo un período?

¿En este libro? No, pero habla precisamente de ello.

Oh, tengo un cómic anterior, esto no cuenta, pero sí tengo un cómic sobre la primera vez que tuve el periodo porque mi madre no me había dicho lo que era y pensé que me estaba muriendo. Pero supongo que aquí no lo he mostrado. Tampoco dibujo mucho sobre sexo, lo cual es gracioso porque son cosas de las que hablo todo el tiempo en mi vida real y no me avergüenzo, pero quizás sea porque sé que mi familia las va a leer. No sé, me gustaría que la gente hablara más sobre esas cosas. Probablemente hablaré más sobre la menstruación a medida que envejezca y se convierta en un problema mayor en mi vida diaria. Pero sí, de hecho me arrepiento de no haber hablado un poco más sobre estas cosas.

El humor que atraviesa la historia, esa forma de reírse de todo y de una misma, ¿es natural, es algo con lo que convive o tiene que esforzarse en buscarlo y encontrarlo?

Viene de forma natural. La verdad es que no sé cómo comunicarme de una manera diferente que no sea haciendo bromas con todo. Lo cual es gracioso, porque casi siempre me doy cuenta de que en las entrevistas hablo muy seria, quizá porque me pongo en un modo profesional, no sé, no sé ni qué significa eso. Pero mi familia es extremadamente divertida. Creo que nuestro humor es un poco diferente al que aparece en las páginas. Como si la forma en que escribo el humor fuera diferente. Creo que somos mucho más tontos en la vida real, pero ser extremadamente tonto en el papel, es aún más absurdo. Creo que es muy divertido cuando la gente se cae, por ejemplo, creo que es lo más divertido. Pero aunque es muy tonto, no puedo dibujarlo. No es divertido dibujar eso. Pero mi familia es muy divertida desde el punto de vista lingüístico. Hacen bromas muy inteligentes, así que son fáciles de poner en el papel. Mi madre, por ejemplo, ¡es tan absurda! Sus reacciones ante las cosas son tan absurdas, que es fácil explicarlo. La vida es tan absurda que es divertidísima. Incluso cuando suceden cosas terribles. Como cuando a mi hermano le atropelló un tren, que obviamente fue terrible, pero poco después empezamos a hacer bromas sobre el síndrome del miembro fantasma o sobre si había estado teniendo tendencias suicidas. Hacíamos bromas con su suicidio porque tienes que liberar la tensión de alguna manera. Porque es una sustancia química, como decía antes, hay una reacción química en el cuerpo. Cuando nos reímos, se liberan endorfinas y nos relajamos. Y creo que si no puedes reírte de lo absurda y ridícula que es la vida, entonces te lo vas a tomar todo demasiado en serio y te vas a convertir en una persona miserable.

Dice Julia que no se imaginaba así a los 30 y tantos… ahora que ya ha superado la barrera de los 40, ¿se ha reconciliado con la Julia que imaginaba a esta edad?

Creo que a cualquier edad que tenga, siempre podría decir: ¡no es así como me lo imaginaba! No sé, realmente no sé qué es lo que imaginaba para cada etapa y quizá eso sea parte de la historia, que nunca tuve una idea clara de lo que quería en el futuro. Ni siquiera quería tener hijos hasta mediados de los 30. No sabía que los cómics podían ser una profesión, a cada paso que daba esperaba perder el otro zapato y que las cosas se desmoronaran por completo. Y quizás el no tener una visión de futuro, ayuda a no tener expectativas, pero también significa que me sorprende todo lo que me sucede. Me sorprende que tenga una carrera. Me sorprende mucho haber tenido un hijo. Me sorprende que me haya casado. Así que creo que en cada fase de la vida, estoy sorprendida constantemente, no puedo creer lo que está pasando.

Julia Wertz en la Cadena SER

Julia Wertz en la Cadena SER / Daniel de la Fuente

Julia Wertz en la Cadena SER

Julia Wertz en la Cadena SER / Daniel de la Fuente

 

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