La enfermedad que transformó a Ana María Matute en escritora
Durante su recuperación, comenzó a refugiarse en la escritura y la imaginación

La enfermedad que transformó a Ana María Matute en escritora
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La infancia de Ana María Matute estuvo marcada por el desarraigo, la enfermedad y el silencio. Así lo relató el programa Un autor en una hora de la Cadena SER, donde se repasó la vida de la escritora desde sus primeros años, cuando comenzó a forjarse su universo literario.
Nacida en Barcelona en 1925, Matute pasó parte de su niñez entre la capital catalana y Madrid. Esa doble pertenencia geográfica le generó una sensación de extranjería constante: en Madrid era 'la catalana', y en Barcelona, 'la madrileña'. Esta identidad dividida se convirtió en una de las claves de su sensibilidad narrativa.
A los cinco años, una grave infección renal la dejó al borde de la muerte. Durante su recuperación, comenzó a refugiarse en la escritura y la imaginación. Fue entonces cuando, sin saberlo, empezó a construir los cimientos de su carrera literaria.
Su educación transcurrió en el colegio Saint Joseph de Cluny, tanto en Madrid como en Barcelona. Los constantes traslados le impidieron establecer vínculos duraderos con sus compañeras. Además, la estricta disciplina de las monjas y la rigidez de su madre contribuyeron a su aislamiento. La presión emocional derivó en una tartamudez que la llevó a guardar largos silencios. "Entre el miedo que me daban las monjas y el miedo que me daba mi madre cuando oía sus tacones por el pasillo, perdí el habla", recordaría años más tarde.
Fue en ese silencio donde encontró su voz. Comenzó a escribir cuentos e ilustrarlos, inspirada por los relatos de Hans Christian Andersen. En ellos descubrió un lenguaje secreto, un mundo paralelo al que sentía tener acceso. Su primer 'libro' lo creó doblando una hoja en cuatro partes y grapándola con una grapa arrancada de un periódico. Lo tituló Fantasías.
La primera mitad de los años treinta fue, pese a todo, una etapa feliz para Matute. Se dedicaba a jugar, imaginar, dibujar y escribir, incluso cuando estaba castigada. Esos primeros cuentos, al igual que su primera novela Pequeño teatro, los escribió a mano antes de pasar a la máquina de escribir.
Muchos de estos recuerdos aparecen reflejados en su novela Paraíso inhabitado, donde narra la enfermedad, la incomunicación, la relación conflictiva con su madre y las monjas, y el descubrimiento de la literatura como refugio. A través del personaje de Adriana, Matute reconstruye su infancia desde la mirada de una niña solitaria que encuentra en la fantasía una forma de resistencia.
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Un autor en una hora | Ana María Matute
Ana María Matute siempre se sintió "la niña rara", incomprendida. Pero fue precisamente esa diferencia la que alimentó su imaginación y la convirtió en una de las grandes narradoras de la posguerra española.




