Tú a La Mareta y yo a Castel Gandolfo
El curso nos deja las imágenes de Illa en Poblet, de Feijóo en su apoteosis de Ifema y de Mazón en El Ventorro

Ignacio Peyró: "Tú a La Mareta y yo a Castel Gandolfo"
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Madrid
En verano, Roma es el infierno más hermoso del mundo. El calor aprieta tanto que las pizzas cuecen por combustión espontánea y el alcalde se plantea si no incluir el helado de media tarde en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Así las cosas, el Papa León ha decidido, tras muchos años, instalarse en Castel Gandolfo. El uniforme de sumo pontífice carece de versión en manga corta y, llegados al final de curso, se trata de templar. De buscar ese hilo de brisa que atempere el pensamiento y sosiegue las pasiones.
¡Hemos vivido tanto en este tiempo! Repaso mis intervenciones en Hoy por hoy y sale un cambalache donde se mezclan Julián Muñoz y Donald Trump, el adiós de Luka Modrić y los funerales de Jimmy Carter, el auge de China y las inconsistencias de Alemania, los Peugeot que te llevan de Ferraz a Soto del Real y los trenes que eran nuestro orgullo y hoy son nuestro problema.
Este año hemos vuelto a pronunciar la palabra "aranceles" con una frecuencia que no se daba desde el siglo XIX. Y hemos visto terrores -Irán, Israel, Gaza- que no nos atrevíamos ni a nombrar.
El curso nos deja las imágenes de Illa en Poblet, de Feijóo en su apoteosis de Ifema y de Mazón en El Ventorro. De un Papa que veranea en Castel Gandolfo y de un Sánchez al que no logran impedir su veraneo en La Mareta.




