Berto Romero explica por qué le estamos cogiendo tanto cariño a la inteligencia artificial
Ha pasado de ser una curiosidad tecnológica a convertirse en una presencia constante, incluso emocional, en nuestras vidas
Berto Romero explica por qué le estamos cogiendo tanto cariño a la inteligencia artificial
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En un momento en que la inteligencia artificial (IA) se ha infiltrado en casi todos los aspectos de la vida cotidiana, desde asistentes virtuales hasta atención al cliente y creación de contenido, el humorista Berto Romero ha ofrecido una reflexión sobre este tema.
Durante el programa Nadie Sabe Nada, Romero abordó con ironía el creciente afecto que muchas personas sienten hacia las inteligencias artificiales. "Nos parecía una chorrada y está ocurriendo. Ya estamos ahí", comentó, señalando cómo la IA ha pasado de ser una curiosidad tecnológica a convertirse en una presencia constante, incluso emocional, en nuestras vidas.
Romero compartió una anécdota sobre su esposa, a quien apoda "Sara Connor", en alusión a la protagonista de Terminator, por su férrea resistencia a interactuar con máquinas. "Cada vez que llama a un sitio y se le pone una inteligencia artificial, lo detecta inmediatamente y la obliga a que se marche de este mundo y le pase con una persona humana", relató entre risas. La escena, aunque cómica, refleja una tensión real: la dificultad de distinguir entre humanos y máquinas en un mundo donde las voces sintéticas son cada vez más naturales.
¿Por qué nos cae bien la IA?
Más allá del humor, Romero tocó un punto clave: la educación. "Nos van a pillar por ahí, con la educación", dijo. En una sociedad donde las interacciones humanas a menudo están marcadas por la prisa, la impaciencia o incluso la descortesía, la IA ofrece algo inusual: cortesía constante. "De repente viene la máquina, te dice 'Hola, ¿cómo estás?', te trata bien y tú dices: me he enamorado", bromeó.
Este fenómeno no es nuevo. Estudios recientes han mostrado que muchas personas desarrollan vínculos emocionales con asistentes virtuales como Alexa, Siri o ChatGPT. En Japón, por ejemplo, existen aplicaciones de IA diseñadas para ofrecer compañía emocional, y no son pocos los casos de usuarios que afirman haber desarrollado sentimientos hacia estas entidades digitales.
