"Esto me parece un poco tontería de padres de estos tiempos": Ángeles Caballero señala la "tendencia" de las parejas que van a tener su primer hijo
La periodista cuestiona la necesidad de hacer grandes cambios materiales en nombre de la crianza
"Esto me parece un poco tontería de padres de estos tiempos": Ángeles Caballero señala la "tendencia" de las parejas que van a tener su primer hijo
Durante la velada en La cena de los idiotés, la periodista Ángeles Caballero compartió una serie de reflexiones personales que tocaron temas como la maternidad, el mercado inmobiliario y los límites de la tolerancia.
Uno de los momentos más comentados del episodio fue su crítica a las decisiones que muchas parejas toman al convertirse en padres por primera vez. Caballero cuestionó la necesidad de hacer grandes cambios materiales en nombre de la crianza:
"Cuando tienes un hijo, esta tendencia de que hay que comprarse un todoterreno de 15 plazas y tener un bajo con jardín porque si no al niño se le va a traumar… pues a lo mejor no. Igual puedes ir a una casita un poquito más grande, pero sin enloquecer", comentó. "Un saludo a todos los padres que lo han hecho, que me perdonen, pero yo es que esto me parece un poco tontería de padres de estos tiempos".
Caballero también abordó el dilema de la vivienda desde una perspectiva personal y política. Habiendo participado en manifestaciones contra la especulación inmobiliaria, se mostró crítica con la figura del rentista: "Ser rentista es prácticamente lo peor. Probablemente, no la pondría en alquiler, la vendería".
La periodista también confesó que está empezando a perder la tolerancia hacia ciertas actitudes y símbolos: "Estoy empezando a perder la tolerancia, o sea, todo esto de ‘todas las ideas son respetables’ y ‘hay que querer a todo el mundo’, cada vez lo hago menos. Me dejo de estar desprejuiciándome. Hay determinadas señales, a veces visibles, que ya hacen que yo esté en señal de alarma".
La cena de los idiotés 2x41 | Mi amigo Javier Bardem
A pesar de esta creciente desconfianza, reconoció que sigue apostando por el diálogo, aunque no sin dificultades: "Probablemente hayan sido ya lo suficientemente torpes como para en cinco minutos hacer algún comentario que a mí me saque de quicio y tenga que morderme la lengua. Pero me van a pagar 1.500 euros y ya está".