Los hijos españoles de los migrantes en Torre-Pacheco: "El guardia solo me vigilaba a mí mientras mis amigos miraban ropa tranquilamente"
Sus rasgos árabes recuerdan a los de sus padres y madres pero ellos son "nacidos en España y con la nacionalidad española". Aun así, nos cuentan cómo "solo por el aspecto" sufren racismo y discriminación
Los hijos españoles de los migrantes en Torre-Pacheco sufren ataques xenófobos
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Torre-Pacheco
La escena ocurre durante la concentración vecinal en el ayuntamiento de Torre-Pacheco alentada por grupos de ultraderecha y a la que apenas acudieron algo más de un centenar de vecinos. Cada vez que se encendía el foco de una cámara, un grupo de personas gritaba consignas contra el Gobierno o contra la prensa o mostraban banderas de España.
Sin embargo, nos fijamos en un hombre que insiste en enseñarnos unas imágenes de la puerta de un colegio. Un vídeo. Es breve y en el se ve un coche que, al pasar, haciendo un travelling de cámara, graba a un abundante grupo de chicos de aspecto árabe. Son mayoría. "¡Esto no lo grabas, eh! ¡Esto no lo grabas, ganchito!", grita el hombre, mostrando el vídeo en su móvil.
En el vídeo, aparece un grupo de adolescentes en la puerta de un colegio. No parecen estar haciendo nada malo. Solo están. Son chicos y chicas —en su mayoría con rasgos árabes— nacidos y criados en el municipio. Pero su sola presencia molesta a este manifestante ultra.
Ira que no nace sola
Y esa ira contra los chicos no ha nacido sola. Desde hace años y, en esta crisis social, se ha intensificado. Los canales de ultraderecha han puesto el foco en los jóvenes de origen árabe, avivando una especie de criminalización colectiva.
Una madre del barrio, consciente de todos esos prejuicios, trata de poner las cosas en su sitio: "Lo único que puedo decir es que se les juzga por sus rasgos árabes, por su aspecto. Son nacidos aquí, con su nacionalidad española, criados en los colegios aquí, han estudiado aquí".
Y añade, aludiendo a la agresión a una persona mayor del municipio: "Estos no son gente de fuera. Los que vienen de fuera son los que hacen el daño y luego se van".
Nacidos aquí, tratados como extranjeros
Los chicos del vídeo son una generación nacida aquí, pero aún tratada como extranjera, porque la realidad es que muchos de estos jóvenes son hijos o nietos de migrantes que llegaron desde Marruecos o Argelia a trabajar en el campo en los años 90 o principios de los 2000.
Hoy, sus familias son una parte significativa del tejido social de Torre-Pacheco. Y ellos también. Han crecido "con el acento murciano en la boca", nos dice una chica, "jugando en las mismas calles que nosotros y soñando nuestros mismos sueños". Pero, a la mínima, vuelven a ser "los otros”.
Hamza, uno de los jóvenes que media durante las noches para frenar a los más nerviosos del barrio de San Antonio, trabaja en un negocio local, y nos deja una metáfora que describe, dice, la situación: "Es como si meten a dos personas en un bote y lo agitan. Los dos se van a pelear, pero no saben por qué porque no saben quién ha agitado el bote".
Omar, otro joven al que encontramos justo al terminar su turno nocturno en un almacén, lo resume con sencillez. "Trabajamos y luego salimos a la calle a hablar, no a pelear, y ya está", explica. No es tan difícil de entender, explica uno de sus familiares, "quieren vivir aquí en paz". "Los que son delincuentes, como en todos sitios, son una minoría", dice Abdelali, comerciante local muy conocido. "No se puede ir contra todos por eso", concluye.
Racismo de baja intensidad
La realidad que viven muchas familias de estos chicos es muy compleja: sueldos bajos de los padres (y de ellos), alquileres abusivos, infravivienda y una incomprensión que aflora en gestos muy pequeños, pero muy constantes que hacen que los chicos tengan que estar demostrando constantemente su inocencia, su valía, incluso su "españolidad". El racismo de baja intensidad, los incidentes, son constantes y empiezan desde bien pequeños.
Para ejemplificar esto hablamos con una profesora de un centro educativo de la zona. Tiene algunas clases con el 90% de alumnos migrantes o hijos de migrantes. Nos ha enseñado algunos mensajes escritos por sus alumnos durante un taller sobre identidad y sobre sentimientos. Les preguntaban a chavales de 14 años como se sentían o qué cosas les habían pasado recientemente que les habían hecho sentir mal.
Estos son algunos de sus testimonios:
- "En el autobús, un hombre español que no conocía empezó a preguntarme por qué llevaba pañuelo. Me dijo que si me obligaba mi padre, si estaba casada... Mi madre no entiende bien español y me dijo que pasara de él. Pero yo le respondí que mi cultura no era su problema. Que yo elegí llevar pañuelo porque yo quería. Se acercó más a mi y me tocaba el pañuelo. Nos bajamos del bus porque no quería seguir con esa situación. Nadie hizo nada. Nadie me defendió ni a mí ni a mi madre".
- "Entré en una tienda con unos amigos, pero enseguida noté que el guardia solo me miraba a mi. Cada vez que me giraba, él estaba detrás mía y mientras otros revisaban la ropa sin ningún problema, la dependienta me dijo si necesitaba algo y sentí que todas las miradas se dirigían hacia mí. Le dije nada, gracias y me salí sola de la tienda y me sentí fatal".
- "Me siento diferente a los demás. Mi compañero, que no quiero decir el nombre, hizo un comentario racista a mi amigo Omar. Le dijo Vete a tu país, aunque él vive aquí. Yo, como soy guerrera lo defendía aunque eso me genera a mí más problemas. Ya sé lo que se siente".
Este tipo de violencia —sutil, persistente, diaria y desde niños— deja, explica la profesora, "una huella profunda".
Los ataques xenófobos de Torre Pacheco que viven las mujeres de los migrantes
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Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...
