José María Ruiz-Vargas: "Con los recuerdos, está asegurada la discrepancia. No se ajustan completamente a lo que ocurrió"
Pablo Tallón entrevista al psicólogo José María Ruiz Vargas. Ha publicado 'La memoria y la vida' (Debate)

Madrid
"Somos lo que recordamos, porque la historia de nuestra vida es una narración que vamos construyendo en nuestra memoria". Es la tesis central de José María Ruiz-Vargas, catedrático emérito de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid. Precisamente la importancia de la narración conlleva un riesgo, el de que "cuanto más contamos un mismo recuerdo, más se va distorsionando". Por eso, gran parte de los recuerdos de nuestra vida no se ajustan completamente a lo que ocurrió. "Mi memoria no guarda lo que ocurrió, sino lo que me ocurrió a mí. Por eso, las discrepancias están aseguradas, aunque el núcleo del recuerdo no se suele distorsionar", aclara Ruiz-Vargas.
Redes de memoria
El autor de 'La memoria y la vida' (Editorial Debate) explica que, en contra de lo que se ha pensado tradicionalmente, ningún recuerdo está un lugar concreto del cerebro. La realidad es que existen unas redes de memoria que conectan una serie de regiones, de lóbulos cerebrales y de estructuras cerebrales. "Cada vez que tú evocas un recuerdo empieza un proceso complejísimo, se tienen que ir conectando e interconectando toda una serie de lóbulos y de regiones cerebrales y además de una manera sincronizada. Si se rompe la sincronización te lleva generalmente al olvido", explica el psicólogo.
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José María Ruiz-Vargas: "Con los recuerdos, está asegurada la discrepancia. No se ajustan completamente a lo que ocurrió"
Recuerdos de la infancia
La amnesia infantil no es ninguna patología, sino el hecho constatado de que los adultos no tenemos recuerdos de los primeros años de vida. Esto se debe a que para construir un recuerdo hay que tener no solamente una serie de estructuras cerebrales maduras, también el 'yo cognitivo' y el lenguaje. "Los últimos estudios confirman que un niño de cuatro años tiene recuerdos de sus padres de cuando tenían tres años. Sin embargo, cuando se vuelve a entrevistar a esos mismos niños, por ejemplo, a los 7 u 8 años, resulta que han olvidado eso que recordaban cuando tenían cuatro", explica Ruiz-Vargas.
Además, Ruiz-Vargas añade que "los recuerdos traumáticos son especialmente refractarios al olvido. Además, los recuerdos emocionales son indelebles. Hay que metabolizarlos. No es bueno, por ejemplo, que la gente no hable de los eventos traumáticos. Hay que ventilar las emociones, para que se vayan disipando".
¿Por qué parece que el tiempo se acelera cuando nos hacemos mayores?
La sensación de que el tiempo se acelera con la edad tiene una explicación: la densidad de los recuerdos. "Cuando eres joven cada día es una novedad. El primer trabajo, el primer beso, la primera novia, el primer amor, la vida. Entonces, claro, eso está cargando tu memoria de muchos recuerdos. Hay una gran densidad de recuerdos. De modo que cuando tú evocas esos episodios, ves que eso no ha pasado tan rápido. O si sencillamente no tienes esa sensación. Sin embargo, a medida que se envejece los días se llenan de monotonía". Por eso, aconseja Ruiz-Vargas que llenemos nuestras vidas de recuerdos.

Víctor Olazábal
Subdirector de Hora 25. Antes fue corresponsal en India para diversos medios españoles. Especializado...




