"Tuvo que fingir amar a dos asesinos": la historia real detrás de 'La Infiltrada'
El periodista especializado en espionaje, Fernando Rueda, revela uno de los detalles más crudos de la historia
"Tuvo que fingir amar a dos asesinos": la historia real detrás de 'La Infiltrada'
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Madrid
La película de La Infiltrada caló en la sociedad española por desvelar una de las realidades más desconocidas de la historia de España en los años en los que ETA actuaba activamente y dejaba muertos cada día en las distintas ciudades y pueblos de la geografía española. Esta cinta, protagonizada por la actriz badajocense Carolina Yuste y dirigida por la directora vasca Arantxa Echevarría, contaba la historia real de una joven policía nacional que se infiltra en la banda terrorista, la dificultad de esta para llevar una doble vida, y, sobre todo, afrontar emocionalmente lo que suponía ser parte de una banda terrorista que estaba sumiendo en el miedo a un país.
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En El Faro ha estado el periodista Fernando Rueda, uno de los grandes especialistas en espionaje de nuestro país, que ha publicado su último libro: Líneas Rojas, en el que cuenta la historia de un agente de inteligencia que se infiltró en una organización criminal.
La realidad supera a la ficción
Rueda, dados sus conocimientos en espionaje, ha contado también la historia real detrás de La Infiltrada y los aspectos que ha sabido reflejar muy bien Echevarría en este trabajo. "La historia de la película tiene un matiz real, que yo cuento en el libro pero que en la historia no aparece", explicaba el periodista.
En la película, el personaje de Mónica, encarnado por Yuste, mantiene una relación romántica con un etarra, al cual utiliza para llegar a otro cargo más importante dentro de la organización, pero la realidad supera incluso a la ficción. Rueda explicaba que "Mónica Verradre estuvo liada con dos etarras. Es decir, estaba con lo que ella más odiaba: dos terroristas mata policías, y ella tuvo que liarse con los dos".
Rueda destacaba el esfuerzo titánico de esta policía, que tuvo que tragarse sus valores y moral por un bien mayor. "¿Eso cómo lo pagas?", se preguntaba el periodista, que remarcaba el daño psicológico que acciones así producen, y lo que fue entonces el resto de la vida de Mónica cuando acabó su trabajo.
"Cuando sales, en esa mochila que llevamos todos de la vida, ¿Cómo le pagas el que lleve tantas piedras, tanto peso del sufrimiento que ha pasado ahí?", cuestionaba Rueda, que también incidió en el hecho de cómo el personaje puede comerse a la persona, y cómo Mónica, en el momento en el que estaba haciendo eso, podía no estar dándose cuenta de cómo le afectaría después.
"A veces se pasan líneas rojas, pero como estás jugando un papel... Cuando ella va a la embajada, cuando empieza a desintoxicarse, estoy seguro de que el dolor por lo que había hecho —a lo mejor no solo esta, sino otras— es muy duro y muy fuerte", sentenciaba Rueda.
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