Fernando Rueda: "He conocido hijos de espías que no sabían lo que hizo su padre durante 15 años"
La familia de uno de los agentes infiltrados, que llegó a ocupar un alto cargo dentro de ETA, se enteró de su verdadera identidad porque la organización lo buscaba para matarlo
Fernando Rueda: "He conocido hijos de espías que no sabían lo que hizo su padre durante 15 años"
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Madrid
El mundo del espionaje es muy desconocido para el ciudadano de a pie, pero resulta fundamental para los equipos de seguridad del Estado. A través de la infiltración de sus agentes en organizaciones criminales o grupos terroristas, logran desarticular estas amenazas. Sin embargo, las personas que desempeñan este trabajo muchas veces deben llevar una doble vida, presenciar y escuchar situaciones que van en contra de sus ideales y principios morales, y, sobre todo, mantener en secreto todo lo que ello conlleva.
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Fernando Rueda es uno de los periodistas más especializados en el campo del espionaje en España. El madrileño ha estado en 'El Faro', donde ha explicado precisamente esta faceta: la de los agentes que deben guardar en secreto lo que hacen, incluso frente a sus propias familias, con todo lo que eso implica a la hora de gestionar emocionalmente situaciones tan duras.
En su último libro, Líneas Rojas, Rueda relata la historia de Miguel Lejarza, apodado 'El Lobo', quien estuvo infiltrado en ETA durante dos años. En ese tiempo, logró convertirse en uno de los máximos responsables de la infraestructura político-militar del grupo terrorista, llevando una doble vida sin que su familia supiera nada.
"Esto es lo más sorprendente: cómo alguien que tiene una familia normal, que pasea por la calle, puede realmente llevar este tipo de vida, jugarse la vida sabiendo que puede perder a las personas que quiere", exponía Rueda, quien incidió en que la familia nunca fue consciente de lo que ocurría.
Refiriéndose al caso concreto de Lejarza, Rueda aseguraba que "nadie en su familia lo sabía. En aquel momento, solo tenía a sus padres y hermanas, y ellos no lo sabían. Sus hermanas se enteran de que es un alto infiltrado en ETA porque un día salen a la calle y ven unos carteles que dicen 'Se busca'. Entonces dicen: 'Madre mía del amor hermoso'", relataba el periodista.
Una doble vida continua
La familia de Lejarza estaba tan ajena a lo que hacía que creían que "estaba en el sur de Francia haciendo un curso de decorador, y resulta que había estado infiltrado en ETA, y que toda la organización lo buscaba para matarlo".
Rueda explicó que esto es algo habitual dentro del mundo del espionaje. Contó que en una ocasión invitó a un amigo suyo, dedicado a ello a dar una conferencia en la universidad, y observó que "aparecieron su mujer y sus hijos", a quienes el propio periodista ya conocía. Le sorprendió verlos allí y les preguntó por qué habían decidido asistir. Ellos respondieron que iban a ver si se enteraban "de algo de lo que había hecho su padre durante los últimos 15 años".
Entrevista a Fernando Rueda | Los infiltrados que se juegan la vida por sus valores
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