"No hay interés más político que el de la antipolítica y sus soluciones mágicas": José Luis Sastre, tras la imputación de Montoro
El PP trata de poner distancia y está a un paso de convertir al exministro de Hacienda en 'ese señor del que usted me habla'
Dijo ayer Juan Bravo que, en esto de Cristóbal Montoro, no hay mordidas ni prostitución. Que esto es otra cosa. Lo que se investiga no fue una cosa chusca, parece que venga a decir el vicesecretario de Hacienda del PP. La pregunta es qué es lo que está queriendo decir. ¿Quiere decir que lo de Montoro sería menos grave? ¿Grave de otra manera? ¿Quiere decir que si esto pasó por el parlamento cambia la cosa? No vaya a ser que el PP acabe enmendando la sentencia de los ERE.
El PP trata de poner distancia y está a un paso de convertir a Montoro en ese señor del que usted me habla, por lo que dijo Bendodo: "No tiene ninguna vinculación laboral con el equipo del presidente Feijóo ni con el PP actual". Dice Juan Bravo que "no hay mordidas". De momento, lo que investiga el juez es si hubo cambios legales para beneficiar a las empresas que pasaban por la caja del despacho que había fundado el ministro de Hacienda.
Se investiga si había toda una organización en el ministerio para esos. Se investiga si el ministro Montoro usó la agencia tributaria para acceder a información confidencial de los contribuyentes, si la usó para complicar la investigación de la financiación del PP, si la usó para atacar a rivales políticos como Rato, dentro de un gobierno que usó a la policía para atacar a rivales políticos.
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Los dos grandes partidos se enzarzan, y Vox espera crecer
El PSOE ha visto en esto la ocasión de decirle al PP: 'y ahora qué', después del caso Ábalos y del caso Cerdán, que era el hombre más poderoso del partido socialista y que ahora está en prisión. "Verles echando balones fuera, ni una sola justificación, da vergüenza, pone los pelos de punta", decía Óscar López.
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Mientras los dos grandes partidos se enzarzan, espera crecer Vox, que esta semana ha evitado condenar las cacerías racistas de grupos ultras en Torre-Pacheco. Es verdad, es muy difícil mirar la actualidad y no sentir desánimo, malhumor, indignación. Hartarse. Es tentadora la indiferencia pero, ¿y entonces?
También es verdad que la justicia -mejor o peor, antes o después- investiga y que, mejor o peor, lo estamos contando, interesados en las explicaciones para entender cada caso y cómo pudo pasar. Es normal el hartazgo y el todo es lo mismo, y esto no tiene remedio. Pero, ¿la alternativa cuál es? Conviene no olvidar que no hay interés más político que el de aquellos que proponen la antipolítica y sus soluciones, que no es que sean sencillas, es que a menudo son mágicas.
