Manuel Burque explica la estrategia perfecta para mantener viva la llama del amor en verano: "Lo voy a confesar"
El humorista reconoce que lo ha llegado a pasar realmente mal

Manuel Burque explica la estrategia perfecta para mantener viva la llama del amor en verano: "Lo voy a confesar"
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Madrid
La Cadena SER ha estrenado este fin de semana Me pasa una cosa. Un programa, dirigido por Manuel Burque, en el que el humorista y sus invitados se enfrentan a una terapia en grupo en la que se analizan neuras y gustos de cada uno de ellos. El primero en compartir sus manías ha sido el propio presentador del formato, quien ha compartido con los oyentes lo mucho que le incomoda viajar en vacaciones con su pareja por sus problemas de estreñimiento: "Y no, no me estriño por el buffet, ni por los cambios de horario, ni por el estrés del viaje. Me estriño por los baños de los hoteles".
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Bajo su punto de vista, las habitaciones de hotel pueden llegar a poner en riesgo las relaciones de pareja: "¿En qué momento la industria hotelera pensó que era necesario eliminar las puertas tradicionales de los baños? ¿Quién fue el primero que pensó en cambiar la puerta de madera por una finísima capa de cristal esmerilado que no cierre bien?" Porque no, ver cagar a tu pareja no es romántico ni puede llegar a serlo en ningún momento.
El problema de los baños de hotel
De hecho, el humorista reconoce que ni tan siquiera las puertas de madera de toda la vida son efectivas para este tipo de situaciones: "Las puertas de los baños deberían ser, ya de por sí, insonorizadas. Deberían ser de plomo... o del acero de este que ponen en los barcos. Necesitamos puertas con una manivela, puertas como las del estudio de la radio o la de un submarino, porque nadie debería escuchar lo que pasa dentro. Cagar es un acto intimísimo que solo tiene un espectador posible: tú mismo".
Manuel Burque considera que nadie debería verte cagando. Tampoco escucharte, olerte, ni tan siquiera imaginarte: "Me da igual que te dé muchísima risa tirarte pedos con tu pareja. Esto es otro nivel, esto es una frontera que no se debería cruzar nunca, porque si se rompe, se pierde la esencia del ser humano y nos convertimos en animales. Entiendo que si llevas 27 años con tu pareja y tienes tres hijos, pues te da igual cepillarte los dientes mientras él o ella cagan delante de ti, pero lo normal es que cagar mate la pasión, la pudra".
Manuel Burque y el David de Miguel Ángel
Por eso tiene un plan: "Yo, por ejemplo, tengo un código con mi chica. Le digo que salga a la terraza un rato a mirar el paisaje o que se escuche una canción en concreto con los cascos de cancelación de ruido. Luego hay otra gente que a lo mejor se va a dar un paseo o que aprovechan que uno está desayunando para subir al baño. Cada uno tiene sus estrategias, pero esto solo vale encararlo si lleváis años, si tenéis experiencia, si habéis pasado traumas, si habéis pasado por gastroenteritis y os habéis cuidado el uno al otro, si habéis estado en un funeral juntos, pero si no, si acabáis de empezar o si estáis de rollete y os vais a un hotel, esto no sirve".
Pero la estrategia definitiva para mantener viva la llama del amor pasa por los baños que se encuentran en el hall del hotel: "Yo nada más piso el hotel, antes que el bar, antes que la piscina, localizo el baño, los baños estos que están en frente de recepción, los mejores. Nunca hay nadie, están limpísimos, son gigantes y encima tienen puerta doble porque tienes que cruzar una puerta para entrar al baño y luego la puerta del compartimento. Puedes hacer lo que quieras. Explayarte, gritar si quieres, hay que tener cuidado porque, a veces, puedes pasar un poco de vergüenza, esto es verídico".
Y en ese momento, ha compartido una anécdota personal de lo más surrealista: "Lo voy a confesar. Hace unos meses fui con mi chica a un hotel. Cuando llegó el momento, bajé al baño del hall, que resulta que estaba justo delante de recepción. No era un hotel muy grande, y la recepcionista me estaba mirando con una sonrisa. Entonces yo, agobiado, en vez de entrar en el baño, me senté en el sofá para fingir que estaba esperando a mi chica. No sé por qué, me sentía como cazado. Entonces me quedé allí unos segundos con el móvil apagado, fingiendo que lo miraba, y en un momento dado se me ocurre la idea de hacer como que voy a mear, pero en realidad voy a ir a hacer lo otro. Entonces cuando me levanto, me fijo y me está volviendo a mirar sonriente. Así que le saludo, me saluda y me explica que los baños están justo en frente. Y le dije que no los iba a usar, volví al ascensor y subí al ascensor... y estuve cinco días más estreñido que el David de Miguel Ángel".

David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología que aborda la vida digital desde otro punto...




