Una ginecóloga aclara cuánto de verdad hay en las leyendas sobre el embarazo más extendidas: "Hay que cogerlo con pinzas"

Hay en nuestro país algunas costumbres que parecen salidas de una novela de realismo mágico o un libro de ficción. Fiestas, tradiciones e incluso creencias que se transmiten de generación en generación, sin cuestionar por qué, de dónde vienen o incluso cómo se han propagado. España es uno de los países de Europa y en A vivir que son dos días, se han planteado el reto de explorar las costumbres que nos hacen ser como somos.

El escritor David Uclés se ha recorrido numerosos rincones de nuestro país a lo largo de 15 años para crear su última novela La península de las casas vacías, y este verano se ha unido al equipo de Lourdes Lancho para desgranar en la sección La Península mágica, algunas de las creencias más populares de España. Uno de los temas protagonistas de estas leyendas es el embarazado y el nacimiento.

En su novela, Uclés presenta a una familia de Jándula, un pueblo que podría identificarse con cientos de municipios del interior de Andalucía, en el que, entre otras cosas, existen ciertas creencias que giran en torno al embarazo y el sexo del bebé. "En cuanto al sexo que tendría la criatura, si a la embarazada le salía mancha en la cara y se afeaba, iba a ser niña, ya que la pequeña acaparaba para sí toda la belleza. Si el vientre se abultaba más por arriba que por abajo, sería niña también. Y si la mujer en cinta caía al suelo de hinojos, es decir, de rodillas, niño. Si las lúnulas se le oscurecían en la parte blanca de la uña, niña, y si le salía una erupción en las corvas, en la parte trasera de las rodillas, niño", lee un fragmento de su libro.

"Como María, (el personaje de la novela) no presentaba ningún signo concluyente, se prestó a que le hicieran lo de la medallita. Consistía en posarle sobre la palma de la mano una cadena, levantarla tres veces, con tres golpes al aire y observar el trazado del colgante en el vacío. Si describía un círculo sería niño, si hacía la forma de una cruz, niña, y si se quedaba quieto, abortaría", continuaba el texto.

¿Pero cuánto de verdad hay en esta creencia popular que detallaba Uclés en La península de las casas vacías? Para resolver la duda, han invitado a Sofía Fournier, ginecóloga en medicina fetal y obstetricia de alto riesgo. De entrada, la médica reconocía que ha vivido el poder de estas creencias dentro de su propia familia. "Mi suegra, con el tercer hijo, me hizo lo del péndulo para saber si iba a ser niño o niña. Yo le decía que ya lo sabía, que me he hecho una ecografía, y en el péndulo salía lo que no era. Ella decía que sería de un aborto anterior", contaba.

Aunque son creencias muy extendidas, Fournier ha repasado la base científica de alguna de las más populares, reiterando en que "hay que cogerlo con pinzas". En el caso de la grasa en la piel de la madre, si es niña, la ginecóloga reconocía que esto tiene algo de verdad. "En la fase final del embarazo, la niña segregará estrógenos y progesterona, que se juntan a los que tiene ya la mujer. Es cierto que es una hormona que hace que tengamos tendencia al acné, lo que explicaría de dónde venía en la antigüedad", decía.

Pero recién embarazada, insiste Fournier, es difícil saber el sexo del bebé por el aspecto de la cara de la embarazada. De hecho, la doctora se fijaba en la creencia de la belleza de la madre y reconocía que "ahí hay poca base detrás". Respecto a la idea de que si hay menor frecuencia cardíaca en el momento del parto, es niño, la ginecóloga asegura que es cierto, pues el latido del feto masculino va un poco más lento.

Sin lugar a dudas, la creencia más común que se encuentra en la consulta es la que relaciona la acidez de la embarazada con el pelo del bebé. "Por mucho que les intentes explicar que no, si viene con la abuela la a eco, la abuela dirá: "Doctora, usted dirá lo que quiera, pero ya verá como mi niño nacerá con mucho pelo". Se lo intentas explicar, el motivo físico de la acidez en el embarazo, y es como que da igual, es una leyenda superextendida y que todo el mundo va replicando y transmitiendo", añadía.