Encuentran químicos tóxicos en las copas menstruales

Una investigación, liderada por las Universidades de Indiana y Notre Dame, ha encontrado sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) —también conocidas como “químicos eternos”— en casi el 30 % de los productos de higiene femenina analizados. Así lo ha publicado la revista científica Environmental Science & Technology Letters bajo una pregunta: Si se ha prohibido la presencia de muchos de estos compuestos en alimentación, porque está demostrado que son perjudiciales para la salud, ¿por qué no se impide que aparezcan en productos como copas menstruales, compresas de tela o productos para la incontinencia?

"Los productos de higiene femenina permanecen en contacto directo con la piel durante muchas horas, a menudo en zonas delicadas del cuerpo", explicó la profesora Marta Venier, autora principal. Además, ha añadido que su preocupación especial son "las actuales adolescentes y mujeres jóvenes, que podrían ser más sensibles a los efectos de la exposición prolongada durante años a las PFAS, especialmente a través de la piel."

El equipo de investigadores de Venier ha analizado 59 productos reutilizables que se venden en América y Europa, entre los que han evaluado diferentes categorías de artículos: copas menstruales, compresas reutilizables, ropa interior menstrual y productos reutilizables para la incontinencia urinaria femenina. En casi una tercera parte de las muestras, se encontraron niveles de PFAS muy altos que sugieren un uso intencional por parte de la industria durante su fabricación. En el resto también se han encontrado, pero en menor medida. Esta constituye la primera evidencia científica de la presencia de dichos químicos en productos de este tipo.

Existen más de 4.700 tipos de PFAS. Estos son químicos sintéticos conocidos por su alta durabilidad, que se utilizan sobre todo para la fabricación de distintos objetos, como sartenes, telas resistentes al agua o al fuego, así como pinturas, pero también -aunque cada vez menos- en envases alimentarios. Las PFAS se usan desde los años 40 por su resistencia al agua, las manchas y el calor, pero poco a poco se ha ido abriendo paso la evidencia científica de que están relacionados con problemas hormonales, daño hepático, efectos sobre el sistema inmunológico, infertilidad y ciertos tipos de cáncer.

La ciencia todavía no comprende completamente cómo se absorben las PFAS a través de las distintas capas de la piel, pero en el trabajo los investigadores advierten que "su uso en productos íntimos representa un potencial riesgo para la salud pública". De hecho, uno de los compuestos detectados con mayor frecuencia es el FTOH 8:2, un tipo de PFAS que ya desde hace años ha sido eliminado de los envases de alimentos en Estados Unidos, debido a su persistencia en el organismo y su capacidad para transformarse en PFOA, una sustancia aún más tóxica.

El estudio señala que "al menos una muestra por categoría no contenía PFAS", lo que sugiere que sí es posible fabricar productos reutilizables sin recurrir a estos compuestos. Por eso, Venier ha pedido una reflexión a la industria: “Los consumidores deben saber que no todo lo que hay en un producto está en el paquete”. “Una mayor transparencia por parte de los fabricantes ayudaría a los consumidores a tomar decisiones informadas sobre lo que están comprando para ellos y sus familias”, ha declarado.

En consecuencia, los autores han instado a los fabricantes a ser más transparentes sobre los materiales utilizados y a etiquetar claramente la presencia (o ausencia) de sustancias químicas peligrosas. También han hecho un llamado a los reguladores para establecer normas claras, que garanticen la seguridad de los productos íntimos reutilizables.