La despedida de Laura Santi

Madrid

Laura Santi, periodista y activista de Perugia, ha fallecido a los 50 años tras acceder al suicidio asistido, una decisión tomada después de años de sufrimiento. Tenía esclerosis múltiple avanzada desde hacía 25 años. Padecía triplegica, había perdido la funcionalidad del brazo izquierdo, sufría parálisis parcial del tronco, incontinencias, fatiga central y espasticidad severa, además de epilepsia —una acumulación de sufrimientos que la han relegado a una vida de dolor constante y dependencia total.

Fue su esposo, Stefano, quien la acompañó hasta el último momento. "Después de años de progresión de la enfermedad y de un último año especialmente devastador, sus sufrimientos se volvieron intolerables", declaró su esposo.

En noviembre de 2024, la comisión médica de Autoridad sanitaria local (ASL) Umbria 1 emitió un dictamen reconociendo que cumplía con los cuatro criterios establecidos para poder recibir la eutanasia. Pese a esto la ASL postergó la información sobre el protocolo operativo. Ante la pasividad institucional, Laura presentó recursos legales, denuncias penales por omisión de actos de ayudas.

Finalmente, el Tribunal de Perugia emitió varios fallos a su favor, exigiendo a la región la conclusión del proceso completo. Gracias a la presión creciente, en junio de 2025 la ASL devolvió la respuesta completa e institucional que habilita la fase operativa del suicidio asistido.

La muerte de la activista, que incluso contempló viajar a Suiza, ha reabierto el debate acerca del suicido asistido. En Italia, el Tribunal Constitucional despenalizó la eutanasia en 2019. La sanidad es competencia regional, lo que ha generado un mosaico desigual de acceso. A nivel social, el debate está polarizado: movimientos como la Asociación Luca Coscioni defienden el derecho a morir con dignidad, mientras sectores conservadores y religiosos lo rechazan como una “muerte de Estado”.