Boyero deja el cine para hablar del horror en Palestina: "Matan a los niños para que no crezcan"

En un momento en el que el horror parece haberse normalizado, Carlos Boyero rompió el guion habitual de La Ventana del Cine para hablar, no de películas, sino de la realidad más cruda. El crítico, que suele moverse entre fotogramas y guiones, se detuvo esta vez en las imágenes que no pertenecen al cine, sino a la vida misma: niños heridos, cuerpos diminutos envueltos en mantas, hospitales colapsados, familias rotas por los bombardeos en Gaza.

"Lo que está pasando en Gaza es simplemente atroz. Se atreven a hablar de daños colaterales. Lo peor es que no se va a acabar y nadie lo va a parar", dijo al inicio de su intervención, dejando claro que lo que venía no era una crítica cinematográfica, sino un grito de indignación.

Boyero denunció lo que considera una estrategia deliberada de exterminio. "Los matan para que no crezcan y al parecer esa es la intención. La natalidad en Palestina siempre ha estado disparada. Si empiezas a matar niños y mujeres jóvenes, aniquilas una generación."

No se limitó a señalar la violencia directa: "No es uno, es que se los van a cargar a todos. Se mueren de hambre y de sed, y es entonces es cuando los bombardean. Y se atreven a hablar de daños colaterales.", si no también sus secuelas: "Es salvaje ver las imágenes. Los adultos mueren, los ancianos también, pero la conmoción que nos provoca ver a un niño herido, moribundo…"

Boyero también criticó el lenguaje con el que se intenta justificar lo injustificable: "Van a buscar a alguien de Hamás y de paso matan a todos: sus hijos, sus sobrinos, sus nietos."

El crítico recordó imágenes que marcaron la conciencia colectiva en otras guerras: la niña vietnamita corriendo desnuda tras un ataque con napalm, la fotografía de Kevin Carter en Sudán, con un buitre esperando la muerte de una niña famélica. "Esas imágenes nos sacudieron. ¿Por qué ahora no? ¿Cuántas más necesitamos para reaccionar?"

También denunció el contraste entre la tragedia humanitaria y la campaña de imagen que intenta vender una "nueva Palestina" con hoteles de lujo y playas para turistas. "Es de una desvergüenza brutal. Mientras tanto, los niños mueren."

Boyero apeló a la responsabilidad colectiva y recordó que la presión internacional fue clave para acabar con el apartheid en Sudáfrica, y defendió que la opinión pública aún puede tener un papel decisivo. "Desde la política, el deporte, la cultura… todos debemos hablar de esto. Gritar, manifestar el horror, no resignarnos, no acostumbrarnos."

Y concluye: "Es terrible que Israel esté haciendo esto, con lo que les pasó a ellos. Es muy heavy. Pero por lo menos, que dejen de matar. Que dejen de matar niños".

Para él, lo más desesperanzador es la sensación de impotencia: "La gente está aterrorizada ante algo tan salvaje. Pero la gente no tiene el poder, no puede hacer presión, no puede parar esto y es espantoso".