Mateo Valero, director del Centro Nacional de Supercomputación: "Las máquinas no han incrementado nuestro coeficiente intelectual, lo han reducido"

Madrid

A Mateo Valero no le gustaba ninguna asignatura de la carrera; hoy dirige el Barcelona SuperComputing Centre, el Centro Nacional de Supercomputación, un centro internacional de referencia de inteligencia artificial de computación de alto rendimiento. Allí se encuentra el supercomputador Mare Nostrum 5, uno de los supercomputadores más rápidos del mundo. Está compuesto por "millones de procesadores, todos ellos muy potentes que permiten comunicar información a muy alta velocidad".

Potencial enorme

En este contexto, la Inteligencia Artificial se convierte "en una tecnología de doble filo, como la tecnología nuclear. Las máquinas no han incrementado el coeficiente intelectual de la humanidad. Lo han reducido un poco", explica Valero. Sin embargo, el optimismo del director del SBC está a la altura del proyecto que lidera. Valero explica que los supercomputadores son un millón de veces más rápido que un móvil. "Son máquinas que no solamente tienen procesadores muy rápidos, sino que tienen memorias asociadas a esos procesadores muy grandes, con lo cual podemos ejecutar, por ejemplo, modelos íntegros de la tierra, mar y aire y los polos con una definición de un kilómetro. Eso es tremendo", concluye.

Máquinas únicas

Las capacidades son enormes: pueden hacer 314 mil billones con de cálculos por segundo. Esa velocidad es para para hacer simulaciones de física, pero para hacer los "famosos ChatGPT va mucho más rápido". "Es mucho más fácil hacer cálculos para la inteligencia artificial que para los cálculos de ingeniería", explica Valero.

Además, sostiene que "los datos y la supercomputación han sacado a la inteligencia artificial del invierno polar donde estaba y está cambiando la forma de hacer investigación. Hoy tenemos los mejores ingredientes para hacer las mejores paellas; ahora no hay excusa para que un investigador no sueñe. Tienen en sus manos unas máquinas únicas para atacar problemas para los que antes no había instrumentos". Para Valero, "ahora más que nunca un centro de supercomputación es un acelerador de la ciencia y la ingeniería".

Europa no puede ser el VAR

Hay una carrera en curso con la inteligencia artificial, se está jugando un partido que Europa no debería perder. "No me gustaría que Europa fuera el VAR de partidos en los que no vamos a tener ningún jugador. Tenemos que tener jugadores y tenemos que definir las reglas, porque si tenemos jugadores y tenemos tecnología podemos hacer una inteligencia artificial europea, ética, siguiendo los valores europeos".

Añade que Europa sigue siendo "un conjunto de países que cada uno se mira el ombligo", donde falta competitividad. Hay que ser conscientes del valor de la tecnología y de los componentes e, insiste Valero, hay que saber jugar en ese campo: "El gramo de silicio de un chip puede valer 50.000 €. Son sólo diez centímetros cuadrados de silicio".