Un arquitecto dice claramente qué es lo que ha provocado que todas las ciudades sean iguales: no, no es el turismo

Las ciudades del mundo cada vez se parecen más entre sí. Calles con fachadas uniformes, edificios replicados en distintos continentes y paisajes urbanos que han perdido su carácter distintivo. Para el arquitecto Carlos Lamela, esta transformación no se debe al turismo ni a la globalización comercial, sino a la imposición de un modelo arquitectónico que rompió con siglos de tradición local.

Durante el programa "Hoy por Hoy" de la SER, Lamela repasó cómo la arquitectura ha evolucionado desde lo elemental —ramas, adobe, ladrillo, piedra— hasta configuraciones más elaboradas que respondían al entorno y al clima. "Los muros se hacían con el grosor necesario para no pasar ni calor en verano ni frío en invierno. La arquitectura siempre ha sido sostenible", afirmó.

El arquitecto destacó que la sostenibilidad no es un concepto moderno, sino una necesidad histórica: "La palabra sostenible parece que es un invento de nuestra generación, pero en realidad es inherente a la arquitectura". Para ilustrarlo, hizo referencia a diferentes construcciones regionales como el caserío en el País Vasco, el cortijo andaluz, el cigarral toledano o la masía catalana, todas ellas adaptadas al paisaje, la economía y los materiales disponibles.

Según Lamela, el cambio radical llegó en el siglo XX con la llamada arquitectura internacional, una corriente influida por las vanguardias artísticas que buscaba unificar estilos y materiales en todo el mundo. "Se promovía hacer lo mismo en todas partes, con la misma estética y los mismos recursos. Eso rompió la singularidad de la arquitectura local", aseguró.

Para Lamela, los profesionales del sector han contribuido a este proceso. "Los arquitectos hemos tenido mucha culpa de eso", reconoció. En su análisis, los diseños contemporáneos han sustituido lo autóctono por lo funcional, generando una homogeneidad urbana que amenaza con borrar la historia y el carácter de cada ciudad.