José Esquinas, ingeniero agrónomo: "Se produce para vender y no para alimentar"

Madrid

El hambre se ha convertido en un arma de destrucción masiva que mata a 6 millones de personas al año; "un arma muy barata, muy silenciosa", recuerda Manuel Sánchez-Montero, director general de Acción Contra el Hambre (ACH). "Desde la Covid se ha aumentado el nivel de personas que sufren la inseguridad alimentaria en niveles graves o estructurales hacia casi unos 700 millones de personas" asegura en el programa A vivir que son dos días con Lourdes Lancho. Afirma que hay muchas zonas en las que esta situación se utiliza para poder sulfurar poblaciones sin que se les preste atención.

En la franja de Gaza, sufren la hambruna hasta los trabajadores humanitarios, que ya no pueden hacer su labor correctamente. Una compañera de Acción contra el Hambre que se encuentra en la zona basa su dieta diaria en un plato de lentejas, dos tazas de té sin azúcar y una torta. "Una persona que tiene un salario muy digno en dólares pero que tiene que apoyar con ese salario a una familia extendida de 35 personas" asegura Manuel Sánchez-Montero.

José Esquinas, ingeniero agrónomo, profesor e investigador; trabajó durante treinta años para la Organización para la Agricultura y la Alimentación (la FAO) de la ONU. Afirma que el hambre tiene solución, y esto pasa por la gobernanza política. "Hoy estamos produciendo el 60% más de los alimentos que la humanidad entera necesita para nutrirse" asegura, y se pregunta "¿qué está pasando aquí?" si todos estos alimentos no llegan a los 700 millones de personas que pasan hambre en el mundo.

José Esquinas refiere al gasto en armamento de seis mil millones de dólares y asegura que con ese dinero se podría alimentar a todos los muertos por esta causa durante 120 años. ¿A dónde van los alimentos que se producen y no se consumen? "Una tercera parte de la producción mundial se desperdicia, aproximadamente 1.300 millones de toneladas métricas. En Europa esta cifra llega a los 89 millones, y en España a los 7,7 millones de toneladas" detalla.

Ante estas cifras, el ingeniero agrónomo asegura que "el gran problema es que se produce para vender y no para alimentar", y que la solución no es producir mucho para alimentar a África, sino apoyar a estos países para que lo puedan producir ellos mismos. Pide también incluir el concepto de soberanía alimentaria y no solo de seguridad alimentaria.

Ante esta paradoja, en la que millones de personas pasan hambre mientras se desechan toneladas de alimentos, el director de ACH asegura que ellos trabajan en tres grandes factores del hambre: la gobernanza, el choque climático y la violencia. Estos elementos están presentes en todas las zonas que sufren hambruna, y luchar contra ellos es también luchar contra esa problemática.

María Iglesias, periodista especializada en política internacional de elDiario.es y colaboradora del programa, coincide con los expertos y asegura que "hay que seguir la pista del dinero". Señala en este caso a Gaza, y asegura que si no se para el conflicto es porque es un "negocio lucrativo para gente sin escrúpulos", y que esta reflexión se puede aplicar también en las empresas alimentarias.

Como posible avance hacia una solución, la periodista propone ampliar las reuniones a las que España ha atendido con varios países de América latina a otras zonas en África y todo el sur global "para desarrollar otro tipo de relaciones sanas".

Sobre las reacciones internacionales ante estos conflictos, José Esquinas asegura que "Naciones Unidas no pude ir mas allá de comunicados, manifiestos, y condenas". En esta limitación de la ONU encuentra una ventaja y un inconveniente. Por una parte, se trata de un altavoz mundial que publica periódicamente una serie de datos, incontestables a su juicio.

Sin embargo, observa también que dentro de los países que la forman, existe un claro veto y presiones políticas que condicionan las actuaciones de la organización. Rodrigo Terrasa, periodista del diario El Mundo y colaborador del programa, concuerda con el experto y asegura: "me escandaliza ver a la ONU escandalizada por el hambre en Gaza".

Por otra parte, José Esquinas afirma que la sociedad civil puede actuar a través de protestas y boicots a los productos que vienen de países que fomentan la guerra o proporcionan armas. Considera también imprescindible la flotilla que puso rumbo a Gaza. Considera que cuando un grupo de personas de renombre internacional arriesgan su vida, llama la atención de los medios de comunicación y genera difusión de la problemática.